(Continuación) Magnífico, ni un solo año sin eclipse en este lustro, otra cuestión es ver quien estará aquí para entonces. Pero a lo que vamos, eche las cuentas y verá que tardan en producirse, un poco menos de lo que, por ahora, dura una vida humana, así que no desaproveche ninguna ocasión.
Desde el punto de vista
científico, puede ampliar información en el blog, pero si no desea hacerlo
ahora, le recuerdo que este tipo sucede cuando la Luna se coloca entre el
Sol y la Tierra con los tres cuerpos celestes alineados, quedando
cubierto completamente el disco solar, o sea, el 100%.
Es cuando únicamente podemos observar su corona o atmósfera solar, invisible en otros momentos cuando su luz nos deslumbra, con nuestros propios ojos, es un decir, por lo que resulta de lo más interesante para la comunidad científica y curioso para el resto de humanos.
Este eclipse, al igual
que otros, aportará nueva información sobre nuestra estrella y su estructura
como objeto celeste, lo que nos ayudará a comprender mejor cómo evoluciona y
cambia, lo que sin duda resulta ser fundamental.
No solo para así
aprehender la composición y estructura de otras estrellas más lejanas, sino también
para poder realizar predicciones de la variabilidad del Sol, a fin de proteger de
sus radiaciones tanto a seres humanos como a la tecnología que porten en la
exploración espacial.
Otras aplicaciones físico-astronómicas
Un eclipse es una oportunidad única para estudiar diferentes efectos o confirmar hipótesis y teorías astronómicas y físicas; en este sentido permítame un guiño al “eclipse relativista” del que en pocas semanas se cumplirá su centésimo quinto (105.º) aniversario.
Entre otros efectos
observables y medibles, aparte de la posibilidad de ver y analizar la corona
solar, le recuerdo que nos permite: a) determinar lo rápido que se mueve la
Luna; b) observar a otras estrellas y hasta planetas, gracias a la oscuridad
que genera; c) experimentar en primera persona cómo, obviamente, baja la
temperatura ambiental mientras dura el fenómeno.
Y cómo no d) comprobar algo
“mágico”, la Luna puede tapar al Sol a pesar de que es mucho más
pequeña; perdone, pero no me puedo resistir a adelantar una justificación: el
Sol es 400 veces más grande que la Luna, pero también está 400 veces más lejos
de la Tierra, de ahí que lo pueda tapar por completo. Tamaño vs. distancia,
vaya lo uno por lo otro.
Otras facetas
científicas: viento, humedad y presión atmosféricas
Pero lo cierto es que se producen otros fenómenos meteorológicos durante los eclipses, del todo interesantes desde el punto de vista de las ciencias, pero quizás menos conocidos; entre ellos le traigo el cambio de dirección y velocidad del viento que, junto a la ya citada caída de temperatura, se produce en las regiones donde se produce un eclipse. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras
en negrilla y cursiva, si desean ampliar información
sobre ellas.
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