Se encuentra en el interior de la hispalense Facultad de Medicina, centro universitario ubicado desde 1954 en el barrio de la Macarena, en concreto a comienzos de la avenida Sánchez Pizjuán (41009) y con una longitud de 895 m se rotuló en 1919 con el nombre actual en honor del conocido cirujano sevillano Francisco Sánchez Pizjuán (1859-1918), a propuesta del Colegio de Médicos.
Por si no cae ahora,
éste del patio ajardinado es el quinto (5.º) reconocimiento sevillano de esta tribuna periodística
dedicado al científico navarro tras la cartela del Laboratorio
Municipal de Sevilla (II), la avenida
Ramón y Cajal, el Campus
universitario ‘Ramón y Cajal’ y el Pabellón
Polideportivo ‘Ramón y Cajal’ aunque como en éste, el nombre del nobel en dicho patio también brille
por su ausencia.
En ningún sitio ni del pabellón ni del patio aparece el nombre de su titular, es más, en este último, al estar ubicado en él desde el 2004 el monumento a otro nobel, Alexander Fleming, el confusionismo es total y completo; con razón la gente asocia la zona ajardinada con el médico e investigador escocés quien por cierto estuvo en Sevilla y también tiene algún que otro reconocimiento en la ciudad.
Así que un nobel
escocés homenajeado en un patio con el nombre de otro nobel, éste español y los
dos médicos lo que está bien; lo que no lo está tanto es que el nombre de uno
no aparezca por ningún lado. No, no está bien.
Facetas menos conocidas: peligros de juventud, hija y calabozo
Por el propio científico y por Benjamín Ehrlich, escritor y su biógrafo, sabemos de algunos aspectos de su vida, episodios de su biografía no tan conocidos, incluso muchos los ignoran, como su díscola juventud entre peleas con puños y piedras o el par de veces que estuvo a punto de morir.
Una mientras trepaba a un risco para ver los polluelos de un águila y después no encontraba la forma de bajar, otra cuando saltó sobre el hielo en la balsa congelada de un molino y se hundió en el agua gélida sin encontrar la abertura desde debajo de la gruesa capa.
O el epatante sucedido de su hija Enriqueta, enferma de meningitis, en la
noche que agonizaba mientras él seguía trabajando en su laboratorio sin acudir
a su lado.
Al parecer, ni siquiera lo hizo cuando su mujer Silveria lo llamó desesperada porque había fallecido, o eso cuentan; de hecho, no es raro que lo muestren como ejemplo de genio despistado, con algunas excentricidades y entregado cien por cien a sus investigaciones. Claro que hablando de excentricidades y unido a su irresistible manía por dibujar tenemos el episodio en tierras de la pérfida Albión, que le llevó al calabozo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 20 de noviembre de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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