(Continuación) Unas estaciones más estrechamente vinculadas a nuestro calendario civil mensual que las astronómicas, que agrupan meses con una temperatura parecida; por eso los meteorólogos han optado por ellas a la hora de observar y predecir mejor los patrones climáticos de un año a otro, en lugar del momento exacto de la órbita terrestre.
¿Por qué
y desde cuándo la Tierra tiene el eje de rotación inclinado 23,5 º?
Si según el físico relativista Albert Einstein
(1879-1955) ‘Dios no juega a los dados con el universo’ -naturalmente se
refería al dios de Baruch Spinoza, cuál si no-, sí parece que en
un momento dado se puso a jugar al billar o a los bolos, porque según la “hipótesis
del impacto gigante”, hace unos 4600 millones de años, cuando empezó a
coger forma el Sistema solar, un supuesto planeta chocó con una por
entonces primitiva Tierra.
Y lo hizo con la violencia suficiente como para arrancar y expulsar de ambos cuerpos cósmicos muchos restos, algunos de los cuales con el tiempo se fueron reuniendo y formando una luna o bien dos lunas que terminaron por fusionarse en la Luna.
Desde entonces el eje del planeta está inclinado un ángulo
de 23,5 º, y se mantiene así gracias a la presencia del satélite que orbita a
su alrededor, posibilitando la existencia de los dos tipos de estaciones, las
astronómicas y las meteorológicas. Así que, para los intereses que nos traen,
tenemos un tres en uno: hipotética formación de nuestro único satélite,
inclinación de nuestro eje de rotación y existencia de estaciones.
¿Y qué
sabemos del hipotético planeta?
Para empezar, tiene nombre de diosa, Tea, uno de
los titanes que en la mitología griega era madre de Selene, la diosa de
la Luna, es decir, existe un paralelismo etimológico entre la ficción
del mito y la realidad del fenómeno astronómico.
Según la hipótesis del impacto gigante, orbitaba alrededor del Sol, casi a lo largo de la órbita de la proto-Tierra, permaneciendo cerca de uno u otro de los dos puntos lagrangianos más estables del sistema Sol-Tierra, el L4 o el L5, y de los que existen cinco.
Recordar que los puntos de Lagrange, puntos L
o puntos de libración son las cinco posiciones en un sistema orbital
donde un objeto pequeño, solo afectado por la gravedad, puede estar
teóricamente estacionario respecto a dos objetos más grandes.
Ya que hablamos del satélite y la estrella, ¿sabe si en
la ciudad hay o ha habido calles con sus nombres? No vale para este caso la calle Sol de invierno que dedicamos al poema homónimo (1907)
perteneciente a ‘Soledades, galerías y otros poemas’, y a su autor el
sevillano Antonio Machado Ruiz. Ahí lo dejo. (¿Continuará?)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 13 de noviembre de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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