sábado, 6 de abril de 2024

¿Son necesarias las fórmulas en la divulgación científica? (y 2)

(Continuación) ¿Es posible que, con muchos de ellos, solo hagamos una traducción vaga del significado real de las ecuaciones y en vez de aclarar los confundamos más? ¿Quizás el mundo se mueve por fórmulas y no somos lo suficientemente conscientes?

¿Cuántas de ellas han cambiado de manera significativa nuestra visión del mismo? ¿Quedan aún por descubrir alguna que represente a un fenómeno inexplicado hasta el momento? Preguntas en busca de respuestas y autor.

 El poder de las fórmulas

Frente a esa loable idea de escribir un libro sobre cualquiera de las grandes cuestiones de la humanidad, y hacerlo de forma comprensible para un público no experto, empleando para ello la siempre elusiva brevedad y la idea “hawkingiense” de no incluir ni una sola ecuación, existe otra corriente divulgadora.

Una que supone que cualquier aficionado que dedique tiempo y esfuerzo a entender las ecuaciones que formularon mentes brillantes como Newton, Einstein o Schrödinger, no solo entrará en un mundo de comprensión mucho más deslumbrante que el que le ofrezca cualquier metáfora popular, sino que evitará que caiga en los errores a los que ésta induce.

Metáforas e historias fascinantes pertenecientes a la física cuántica, la relatividad o la astronomía -relacionadas con un gato que está vivo y muerto al mismo tiempo, una persona para quien el tiempo transcurre más rápido que para otra o un tipo de materia invisible que sirve como pegamento de galaxias- que adquieren un significado pleno a la luz de una fórmula.

El lenguaje de las matemáticas

Es como decir “Puede leer todo lo que quiera, pero si no entiende las ecuaciones, no entenderá a…” y aquí puede añadir el nombre del científico, la hipótesis o la teoría que desee. Es cierto y fascinante a la vez ver cómo unas, a veces, breves expresiones -pueden contar con sólo cuatro caracteres incluyendo el signo igual- son capaces por sí solas de explicar toda una verdad universal.

Ecuaciones que permiten describir el universo, lo que pensándolo bien tampoco debería sorprendernos pues en la naturaleza abundan y se repiten los patrones, como el de que siempre que suelte el bolígrafo éste caerá y no subirá.

Unos patrones que nos ayudan a comprender su funcionamiento haciéndolo predecible, y para ello es imprescindible el lenguaje matemático y su capacidad cuantitativa, aunque, como reza el aforismo de Jorge Wagensberg, ‘La matemática no es ciencia, porque a pesar de ser útil para comprender la realidad, tampoco es su principal objetivo’.

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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