(Continuación) Harían falta veinte siglos y de nuevo la intervención del pisano, ahora con su relatividad galileana, para enmendar el persistente y aristotélico error interpretativo.
6.- Y ya que hablamos de caída de cuerpos, al respecto,
nuestro hombre tenía otras ideas: como la de que los cuerpos pesados (más
densos) caen más deprisa que los ligeros (menos densos), y para ello se basaba
en que mientras los primeros se hunden en el agua los segundos se elevan.
Sí, de nuevo hubo que esperar siglos hasta que dicha
afirmación fuera refutada, ¿cómo no?, por Galileo en el siglo XVII,
supuestamente desde la Torre de Pisa.
O esta otra según la cual los cuerpos, durante una caída libre, lo hacen con movimiento
recto uniforme (v = cte).
Por no detenernos en esotra que afirma que los proyectiles, lanzados horizontalmente, vuelan así hasta que se detienen y, entonces, caen verticalmente; una curiosa e inobservable trayectoria para un tiro horizontal.
‘Aristóteles dixit’. En el cuerpo humano: cerebro
Y de la Tierra, centro del universo, al hombre,
centro de la creación, sobre el que griego polímata tenía también sus ideas,
algunas de ellas de lo más sorprendente, visto naturalmente con la mirada
actual; por ejemplo, la de considerar al cerebro como un refrigerador.
7.- Aristóteles parte de la idea de que el rojo corazón
es el órgano de la sensibilidad, el que nos permite pensar y razonar, a la vez
que el de las apasionadas pasiones, las mismas que cuando se ponen en marcha
calientan la sangre, lo que no es bueno para el organismo.
De ahí la presencia del cerebro, en su opinión la parte más fría del cuerpo, que a modo de refrigerador devuelve la sangre al cuerpo enfriada, para que éste siga funcionando con normalidad ¿Increíble? ¿O pudiera ser que no anduviera descaminado? No olvide que algunos de los errores aristotélicos parten de aciertos parciales y me estoy acordando de su recuento de los dientes humanos, que le permitió realizar otra epatante afirmación al respecto.
‘Aristóteles dixit’. En el cuerpo humano: dientes
8.- Exactamente que las mujeres tienen menos dientes que
los hombres, lo que según él resultaba ser una evidencia de su inferioridad
física, como lo lee; no le parecía al sabio de Estagira que la naturaleza, en
el reparto de cualidades, hubiera favorecido a la mujer en el terreno
biológico.
Una afirmación ésta de lo más sorprendente incluso en su
época porque, para empezar, tuvo dos esposas y al parecer no se le ocurrió
contárselos nunca, a ninguna, total para qué si eran inferiores y él ya lo
sabía. Estos clásicos. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 12 de junio de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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