(Continuación) Por suerte la ejecución de Morgan coincide con el día en el que va producirse un eclipse y, lo que es mejor aún, él lo sabe, de modo que los engaña haciéndoles creer que controla al mismo Sol y a la Luna.
Y así de nuevo el conocimiento
científico produce un resultado feliz, aunque ya sabe que no existe la
felicidad completa, en este caso y hasta donde he podido averiguar el eclipse
de esta historia ficticia no parece estar inspirado en uno real.
El ‘eclipse relativista’
Treinta años después de la
publicación de ‘Un yanqui en la…’, el 29 de mayo de 1919, entonces cayó
en jueves tenía lugar un eclipse solar
total que duró 6 minutos y 51 segundos, uno de los más
largos del siglo XX, y que fue aprovechado por dos grupos de astrónomos
británicos para realizar una serie de mediciones.
Uno encabezado por el astrofísico y filósofo británico Arthur Eddington (1882-1944) que lo observó desde la isla Príncipe en África, y otro desde Sobral en el norte de Brasil al cargo del astrónomo británico A. Crommelin (1865-1939).
Y ambos con el mismo objetivo
de comprobar si se cumplía o no una de las tres consecuencias de la Teoría de la Relatividad General (TRG) que el físico germano-estadounidense Albert Einstein (1879-1955)
había publicado en noviembre de 1915.
Una predicción, la única que se
podía comprobar en aquel momento, que además resultaba ser de lo más extraña ya
que afirmaba que “los rayos de luz se curvan en presencia de un campo
gravitatorio”.
Algo totalmente impensable hasta entonces, ya que es sabido por todos que la luz se propaga en línea recta, ¿o acaso no es así? ‘Ergo’, semejante afirmación había que demostrarla y el eclipse se mostraba como el laboratorio natural más adecuado para hacerlo. Como así fue y con éxito pleno.
La comunicación la hizo oficial
la ‘Royal Society’ en su reunión del 6 de noviembre de 1919 con una
conclusión aplastante: “Los resultados de las expediciones de Sobral y
Príncipe dejan pocas dudas de que tiene lugar una desviación de la luz en los
alrededores del Sol y que ésta es de la magnitud exigida por la teoría
generalizada de la relatividad de Einstein y atribuible al campo gravitacional
del Sol”.
Al día siguiente los periódicos
The Times desayunaba con medio mundo: ‘REVOLUCIÓN EN CIENCIA. Nueva
teoría del Universo. Ideas newtonianas desbancadas’. Einstein, el físico,
pasaba a la categoría de mito. ‘Lo más incomprensible del Universo es que
sea comprensible’.
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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