‘La pluma es más poderosa que la espada’, con esta metonimia acuñada por el autor inglés Edward Bulwer-Lytton despedía hace un par de semanas la entrada Ironía ortográfica grafitera, acerca del maravilloso y viral grafiti reivindicador del valor de las bibliotecas para la educación.
De la figura retórica de pensamiento
solo apuntar que es una muestra de cómo se puede hacer más daño con un escrito
bien concebido y dirigido contra un punto débil del adversario, que con una
estocada. Una referencia a la primacía de los recursos literarios sobre los violentos o de la inteligencia sobre la fuerza, si me apura, algo parecido a lo que apunta el popular refrán
castellano, ‘Más vale maña que fuerza’.
Y del madrileño e irónico
grafiti ‘Por fabor, avrir lla la
vivlioteka. Es urjente’, una pintada cargada
intencionadamente de faltas de ortografía y toda una patada al diccionario de
la RAE, lo que es más que evidente: se trata de una prueba del poder
reivindicativo del grafiti, precisamente por su deleznable ortografía, lejos de
otros usos relacionados con el vandalismo u otros actos ilegales. Un activismo
callejero que todo apunta a que no es único.
Grafitis y Lingüística
Seguro que no le sorprendo si le recuerdo algo de lo que seguro se ha percatado cuando camina por su ciudad: la gran cantidad de grafitis que ensucian las fachadas, si son dibujos por su escaso valor artístico y si son textos por las palabras escritas, unas sin mucho sentido y otras con faltas de ortografía.
Pues bien, sepa que desde hace
ya casi una década, existen grupos de ciudadanos que están empeñados en
corregir la ortografía de los grafitis y lo mejor es que existen
expertos en el campo de la Lingüística que lo aplauden al verlo original, interesante y
valioso. Eso sí, siempre que la actividad esté destinada a abrir una discusión
sobre la ortografía y no a burlarse de los que escriben mal.
En su opinión, cuando vemos una
palabra mal escrita muchas veces (y más si es de paso en la calle) su
frecuencia nos hace dudar, lo que no es bueno porque, ni es cierto que las
faltas de ortografía sean exclusivas de una ausencia de educación, ni que solo tengan
problemas de ortografía aquellos que no leen. Dos hipótesis falsas de toda
falsedad.
Existe cierto consenso a la hora de admitir que la tecnología en la comunicación no ha afectado negativamente a la escritura, sencillamente ha hecho más visible, y por tanto más notorio, el problema ortográfico.
Ahora se escribe bastante más
que antes, piense que no hace mucho para comunicarnos con un amigo hablábamos
por teléfono y la ortografía “no se veía”. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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