Entre otras pueden leer las entradas ‘¡Ay, de mi latín!’ y ‘Más deporte y menos latín” [CR-95], si están interesados en esta historia de competencias disciplinares, pero el caso es que en esas continuábamos cuando llegó la Cabrera.
Cabrera
Calvo-Sotelo
Como seguro se ha fijado, los ecos de sociedad de la
ministra no le llegan solo por vía paterna y son de naturaleza científica y
técnica, también por parte materna la alcanzan y son de naturaleza, en este
caso, política y literaria; al fin y al cabo, su segundo apellido es
Calvo-Sotelo que seguro le suena.
O sea, quién lo diría, viniendo de donde viene (De casta le
viene al galgo, ser rabilargo), pero es lo que tiene la evolución, que
no siempre significa progreso ni éste a su vez implica avance.
No queda aquí la cosa social de la deriva coronaria y visceral pues, en tercera derivada tenemos otros protagonistas, los Palacios, familiares del físico Julio Palacios Martínez (1891-1937) doctorando que fue de Blas Cabrera, tan relativista.
Los Palacios:
Charo, Alejandra, …
Julio Palacios fue un antirrelativista que quiso
salvar la teoría newtoniana a toda costa porque no comprendía la teoría
relativista, y en su caso sus familiares han destacado más bien por sus relaciones
sociales que no científicas o artísticas.
Como su hija Charo, que fue modelo internacional de costura,
musa del diseñador Elio Berhanyer y condesa de Montarco al casarse
con Eduardo de Rojas, quinto conde de Montarco, preceptor de Juan Carlos
de Borbón y uno de los fundadores de Falange Española.
Así que Charo se codeó con lo mejorcito de cada casa: la alta
moda, fue relaciones públicas y directora de imagen de la firma; la familia real,
mantuvo una buena relación con Juan Carlos y de hecho estuvo en su boda en Atenas;
y claro con José Antonio Primo de Rivera.
[*] Introduzcan
en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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