Ubicada en el sevillano barrio residencial Ciudad Jardín (41005), esta calle de 482 m de longitud comienza en la Gran Plaza y termina en la avenida Ronda del Tamarguillo, teniendo próximas a ella las dedicadas a Antonio de Nebrija y al nieto mayor de Antonio Machado y Núñez entre otras.
Y si bien inicialmente llevaba el prosaico nombre de número 11, en 1949 fue rotulada con el del tercer y último monarca de la dinastía de los abaditas (1069-1091), también conocido como Al-Mutámid, Mutamid o Motamid.
Por si no tenemos ocasión, vaya por delante que nuestro
personaje de hoy, además del viario, tiene en la ciudad un par de reconocimientos
más. Uno, también del mismo siglo XX, solo que algo más tardío (1991), en el Real
Alcázar de Sevilla y en forma de columna.
Y otro, relativamente reciente, en forma de centro de educación infantil y primaria, el CEIP Almotamid, ubicado en la calle Padre Manuel Trenas, perteneciente a la popular barriada BAMI en el distrito Sur de la ciudad (41013).
Muhámmad
al-Mutámid (1040-1095)
Ese es el nombre más o menos completo de quien fue
notable poeta, escritor y rey de la taifa de Sevilla, bajo cuyo reinado (1069-1090)
la cultura floreció. Su corte fue visitada por relevantes poetas y literatos
como Ibn Hamdís, Ibn al-Labbana o Ibn Zaydún.
Así como por el geógrafo botánico e historiador onubense al-Bakrí
o el astrónomo y geógrafo toledano Azarquiel, sin olvidarnos, por
supuesto, del visir y también poeta Ibn Ammar (1031-1086),
el Abenamar de los cristianos.
Y como no es poco y además bueno casi todo lo publicado sobre ellos, no entraremos ahora en estos predios a fin de no iterar, aunque bien es cierto que he dicho “por supuesto” con Abenamar, mis intenciones traigo.
Aunque le supongo al tanto de la estrecha vinculación que
hubo entre él y el rey poeta, así como de sus vidas, obras y “milagros”, aun
así, no obstante, me gustaría resaltar un sucedido que será lo mollar de este
par de entregas callejeras.
Sucedido de la partida de ajedrez. Leyenda
Un relato que relaciona a Almotamid, Alfonso VI
rey de Castilla y de León, Abenamar y, claro, a Sevilla, pero no uno
cualquiera ni una partida como otras tantas, no, según el mismo, fue la partida
de ajedrez que salvó a Sevilla de una guerra, como lo lee. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue
publicado el 27 de junio de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA,
del diario digital Sevilla Actualidad.
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