lunes, 24 de agosto de 2020

‘Llora como una mujer lo que no supiste…’. Leyenda, arte y ciencia (3)

(Continuación) Canto épico del que le ofrezco unos clarificadores versos:
Desde el lugar en que parado habían,  /  a la vez abarcaba la mirada
los rudos montes en que entrar debían  /  y la extendida vega matizada.
¡Un paso más..., y nunca ya verían  /  el mágico horizonte de Granada!
¡Un paso más..., y de su vista ansiosa  /  desparecía la ciudad hermosa!
El Moro aquel altivo y prepotente  /  se apartó de familia y servidumbre,
y silencioso, tétrico, doliente,  /  quedó como clavado en la alta cumbre.
En ellos como puede ver, nada de llanto ni suspiros, si acaso mucha amargura eso sí. Ya en otro orden de asuntos, 1867, es el año en el que nace la científica polaca Marie Curie (1867-1934), doble nobelesa al serle concedido el Premio Nobel de Física en 1903 y de Química en 1911. Una rara avis.
Y también cuando ve la luz el primer tomo de El capital. Crítica a la economía política, del intelectual alemán Karl Marx (1818-1883), sin olvidarnos que es el año en el que se publica póstumamente el teorema de la divergencia, con el que en 1835 el científico alemán Carl Friedrich Gauss (1777-1855) describió el campo eléctrico en forma diferencial.
Ni lágrimas ni reprimendas ni puerto. La verdad de la mentira: Villena, Guevara
Por último, ya en el siglo XXI el escritor, granadino como no, Leonardo Villena sostiene que el rey musulmán de la dinastía nazarí ni lloró ni suspiró ni fue recriminado por su cruel madre, al menos, en el paraje geográfico de marras en el que, además y en su opinión, nunca estuvo. Lo hace en su libro de 2007 El último suspiro del rey Boabdil donde desmonta muchas de las falsedades que rodean a la biografía de la familia, la mayoría intencionadas, y entre ellas la que nos trae.
El autor considera que, tras el destierro del reino de Granada en 1492 y camino del señorío en las Alpujarras que les fue cedido, él y su séquito nunca pasaron ni se detuvieron en el hoy conocido como Puerto del Suspiro del Moro y sí en unas crestas serranas de El Padul, en el puerto de 'El Manar', por la sencilla razón de que por allí discurría el camino de la Alpujarra.
Para Villena el origen de la leyenda está en un invento y bulo pergeñado por el escritor y eclesiástico cántabro, uno de los más populares del Renacimiento, Fray Antonio de Guevara (1480-1545), obispo de Guadix y de Mondoñedo, en el verano de 1526, o sea, treinta y cuatro (34) años después de ocurridos los hechos.
Todo apunta a que se sacó de la manga semejante falacia para hacer méritos y ganar crédito ante Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, cuando visitó Granada en el verano de 1526 durante su luna de miel tras el matrimonio con su prima Isabel de Portugal. En definitiva, un bulo para poder lucirse ante el emperador. (Continuará)
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