Libro
y disco. Vaya por delante que esta mi ‘Opinión personal’ del 13 de abril de
2019, para más señas Sábado de Pasión
y víspera del Domingo de Ramos en nuestra liturgia católica, es más o menos continuación de la que escribí
el pasado 23 de febrero, en la que conmemoraba el octogésimo aniversario del
fallecimiento del sevillano Antonio
Machado y celebraba el quincuagésimo de la publicación del disco ‘Dedicado a Antonio Machado, poeta’ del
músico barcelonés Juan Manuel Serrat.
Se lo digo así porque entiendo que
los fallecimientos se deben conmemorar y los nacimientos celebrarse, pero claro,
es sólo mi opinión. O sea. Un disco les decía, LP para más señas, compuesto de una docena de canciones cuyas
letras están, en la práctica, extraídas de diferentes poemas procedentes de ‘Campos de Castilla’ (1912), ‘Soledades. Galerías. Otros poemas’ (1907), ‘Nuevas Canciones’ (1924) y publicados en el libro ‘Poesía completa’. Pues bien, de ellas, letra y música, y de ellos, libro y disco,
pretendo pergeñarles hoy estas líneas, teniendo a la vista uno y otro, dicho
esto en sentido literal.
El primero, a mi derecha en la mesa,
es un viejo y muy usado ejemplar de ‘Poesía completa’ del
nacido en Dueñas, publicado por la popular y asequible Colección Austral de
Espasa-Calpe y que conservo desde mis tiempos universitarios. Es el tipo de
publicación con la que se difundió, de forma masiva y económica, la obra
literaria del poeta y gracias a la cual, muchos jóvenes de aquella época nos
aficionamos a la poesía machadiana.
Claro que en dicha afición influyó y
no poco el segundo, el disco, a mi izquierda en la mesa. Uno de esos vinilos de
tamaño grande (30,5 cm de diámetro), que eran conocidos como de larga duración o
elepé, LP (del inglés ‘long play’) y editado en 1969 por la compañía
discográfica Zafiro/Novola. Quinto de la discografía del cantautor y segundo en
castellano, en su exterior la portada era de un chirriante color rosa, mientras
que su interior contenía el negro de la explosiva carga de sus palabras
musicadas.
Y sí, en lo temporal, es el año
siguiente al polémico suceso de Eurovisión
(‘La, la, la’) y del primer alunizaje
humano. O sea que. Un disco como bien sabe, que colocó al poeta en el imaginario
colectivo de mucha gente y, probablemente, sea el mayor homenaje que se le ha
hecho jamás en este país. Y lo mejor es que se hizo, nada menos, en el
trigésimo año de paz franquista al decir de algunos, y con el dictador vivito y
coleando. Más vivito que hoy, eso es seguro, pero, he aquí la paradoja, quizás coleando
menos que lo hace en la actualidad, cincuenta años después. Que ya nos vale.
Letra
y música.
La
extraordinaria y acertada selección de poemas musicados que componen el disco,
no me resisto a volvérsela a poner negro sobre blanco: Cantares, Retrato, Guitarra del mesón, Las moscas, Llanto y coplas,
La saeta, Del pasado efímero, Españolito,
A un olmo seco, He andado muchos caminos, En
Colliure y Parábola. Una
maravilla poética de la que, ni decirles tengo, haré lo propio con algunos de
sus versos:
'Caminante,
son tus huellas / el camino y nada más, / caminante no hay camino / se hace
camino al andar. / Al andar se hace camino / y al volver la vista atrás / se ve
la senda que nunca / se ha de volver a pisar, / caminante no hay camino, / sino
estelas en la mar’. ‘Guitarra del mesón / que hoy suenas jota, / mañana
petenera, / según quien llega y tañe / las empolvadas cuerdas, guitarra del
mesón de los caminos / no fuiste nunca, ni serás poeta...’.
‘Vosotras,
las familiares, / inevitables golosas, / vosotras, moscas vulgares, / me
evocáis todas las cosas. / Oh, viejas moscas voraces / como abejas en abril, / viejas moscas pertinaces
/ sobre mi calva infantil!’. ‘Ya hay un español
que quiere / vivir y a vivir empieza, / entre una España que muere / y otra
España que bosteza. / Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / Una de
las dos Españas / ha de helarte el corazón’.
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