domingo, 28 de abril de 2019

‘Darwin viene a la ciudad’ [Libro Recomendado-094]

'La evolución de las especies urbanas’. Este es el título completo del libro que, con algo de retraso por mi parte, les reseño en este enroque. Un magnífico ensayo sobre el impacto que la creciente urbanización y la contaminación, está teniendo sobre los seres vivos que conviven con nosotros, los humanos.
Una obra que nos hace comprender el valor de la flora y la fauna del entorno urbano, que muchos consideramos ajeno a la naturaleza no domesticada, lo que no deja de ser un grave error. Y de él nos saca la lectura de este libro, así como nos previene de la importancia de algunos ecosistemas urbanos, para muchos animales y plantas con los que convivimos a diario.
Compuesto de cuatro capítulos: Primera parte-Vida urbana, Segunda parte-Paisajes urbanos, Tercera parte-Encuentros urbanos, Cuarta Parte-La ciudad de Darwin, a través de ellos su autor, el profesor de biología evolutiva Menno Schilthuizen (1965), nos explica cómo la globalización ha afectado también a animales y plantas, haciendo que numerosas especies, antes exóticas, pueblen hoy nuestras ciudades.
Y lo hace de forma amena pero rigurosa, mezclando datos procedentes de investigaciones internacionales con experiencias personales. Gracias a él sabemos de los lagartos urbanos de Puerto Rico, que han desarrollado unas patas más largas, cona las que recorren las calles, y desde luego las cruzan, en menos tiempo. De los cuervos que utilizan el tráfico rodado de las ciudades para abrir las nueces, colocándolas en el asfalto y que los coches hagan el trabajo. O de las hormigas de Cleveland que, debido a las altas temperaturas allí imperantes, se han hecho genéticamente más tolerantes al bochorno.
Sin olvidarnos de los tréboles urbanos de algunas ciudades canadienses, que han perdido un grupo de genes que les hacía producir cianuro (CN-), un compuesto químico que si bien les servía de protección contra los herbívoros, como contraprestación les hacía sentir mucho el frío de aquella zona. Pues bien, como resulta que en las ciudades no hay más que carnívoros, los tréboles han , tras su lectura dejado de producir la ya inútil sustancia y con su ausencia toleran mejor el frío canadiense.
Y cómo no comentarles el asunto de las ratas de Nueva York que se han escindido, existiendo una facción diferenciada en el norte y otra en el sur de la ciudad. O el de las mariposas que cambian de color con el grado de polución del ambiente, a fin de escapar de sus depredadores; los escarabajos australianos que se sienten atraídos sexualmente por las botellas de cerveza; las flores que diversifican la forma de sus semillas o los peces cada vez más acostumbrados a la contaminación de los ríos.
Por último, no me privo de mencionarles al rudo jabalí montañés, al que tanto agrada la comida que tiramos a la basura; el “mirlo blanco”, clasificado por el propio autor del texto como una nueva especie; y la grama brasileña tan común en la actualidad en el sudeste asiático, o la “Mimosa pudica”, de origen quizás mejicano y cuyas semillas, prendidas a la ropa de los turistas, han viajado por todo el planeta. De hecho es una de las plantas más extendida.
Soy consciente de que esta reseña del libro se ha quedado sólo en la anécdota de su contenido y sin llegar a mostrar el rango de categoría que sin duda este texto tiene. Pero estoy más que convencido que el lector atento y avisado, tras su lectura, sabrá sacar su valía a la superficie. Lo dicho, una lectura recomendable.

Darwin viene a la ciudad. La evolución de las especies urbanas
Menno Schilthuizen
TURNER NOEMA



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