(Continuación) Una falta de rigor de nomenclatura, ésta entre seta y hongo,
que curiosamente unas veces induce a error y otras no. Es lo que tiene la ciencia popular a diferencia de la ciencia académica. Por ejemplo a nadie
se le ocurre, mientras come unas uvas dulces y frescas, decir: “¡Qué rica está ésta
vid!” ¿A qué no?
Sin embargo no es infrecuente oír algo así como “Vamos a recoger hongos” o,
en el restaurante pedir, “Por favor, una ración de hongos” cuando de lo que
estamos hablando es, en puridad, de setas. Dicho lo cual, es evidente que estamos
ante un errado mito de la ciencia culinaria española, cuando pedimos el clásico
“revuelto de hongos”.
En definitiva y para concluir, que llevamos toda la vida hablando de
consumir y recolectar hongos, cuando nunca hemos hecho ni lo uno ni lo otro.
Nunca los hemos recogido y nunca los hemos comido. Todo lo que acaba en nuestro
plato son setas.
Recolección
e ingesta de setas
Hablando de la recolección y consumo de setas, un amigo y conocedor de
estos temas me pide que a este respecto, explicite un par de detalles muy
elementales pero importantes.
Uno, la inexcusable necesidad de ser respetuoso con el ambiente. Un respeto
que haga que la recolecta de setas no se convierta en una forma de arrasar con
todo lo que se encuentre por delante.
Y hay que recolectarlos no solo con cuidado para no afectar al micelio,
sino con sólo aquellos que vayamos a consumir, dejando el resto en su sitio, en
el campo. Por otro lado, el hecho de que una seta no sea comestible, no
significa que haya que destrozarla para que deje de crecer. La función del
hongo en la naturaleza va más allá de nuestra posible nutrición.
No debemos olvidar que el ser vivo que conocemos como hongo, cumple con una función vital en la conservación del entorno.
Su destrucción puede traer consecuencias importantes para el mismo. Precaución.
Dos, una cuestión supervivencia personal. Hay algunas setas comestibles y
nutritivas sí, pero también las hay tóxicas e incluso muy tóxicas. De hecho
existen numerosas especies venenosas que por intoxicación pueden acabar con la
vida de una persona. Caución.
Lo dicho, una cuestión de vida o muerte y además de lo más desagradable ya
que la muerte por ingesta de setas tóxicas está considerada como una de las más
peligrosas.
Como complemento de ambos detalles, mi amigo, un micólogo reconocido, me
sugiere que al menos al principio vaya acompañado de un experto que nos enseñe
a recolectarlas y, si no se está muy versado en su reconocimiento, antes de
consumirlas acudir a un micólogo.
Él nos podrá aclarar si las setas recolectadas pueden ser un peligro para
nuestra salud, y si por tanto las podemos consumir sin riesgo alguno. Y ya de
la que va, un pensamiento que me ronda casi desde el principio.
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