Curiosamente, aunque su “don” lo suelen recibir por herencia o por
vocación, que esa es otra, lo que es del todo imprescindible para “poseerlos” es
pasar por ciertas etapas iniciáticas, digamos algo sospechosas. Me refiero a
prolongados ayunos, largos retiros, bailes sin fin y, sí, ingesta de
alucinógenos. O sea que.
Y aquí es justo donde entran los renos
que aunque no se lo crean, nos llevan en una primera derivada nada menos que a Papá Noel. Como lo están leyendo.
Renos y
Papá Noel
Si nos hacemos caso de algunas leyendas de Siberia los renos emprenden el vuelo libre cada invierno, nada más empezar
a ingerir la alucinógena amanita, ya
saben, la arquetípica seta roja con manchas blancas.
Y tras los pasos de los animales van los chamanes, en busca de su propia “inspiración
visionaria” que les permita “remontar el vuelo” como si fueran pájaros.
Por eso les decía antes lo del vuelo libre de los renos. Leo, aunque no
tengo confirmada la fuente, que la leyenda de Papá Noel y su trineo llevado por renos voladores fue inventada en
realidad por unos chamanes, que podrían haber consumido la famosa seta bien de
forma directa o bien a través de la ingesta, sólida o líquida, del animal.
Y entre lo que se imaginaban ver por la toma del alucinógeno y los
movimientos reales y caóticos de los renos intoxicados que sí veían, no es de
extrañar que en plena alucinación colectiva, pues eso, se pusieron a volar
todos: los renos, el trineo, Papá Noel y lo que se encarte.
Ya, ya sé que ha sido enrocada otra hipótesis diferente sobre el origen y
facultades de Papá Noel o Santa Claus
[Introducir nombres en el Buscador],
pero qué quieren que les diga, hoy toca ésta. Y sin entrar en ella, salvo que
lo consideren oportuno y así me lo hagan saber, hay no obstante algunos
detalles a considerar que llaman mi atención.
Detalles
a considerar
Por ejemplo algunos chamanes de las regiones árticas suelen vestir, en
determinadas ceremonias, trajes de color rojo con manchas blancas. Que si se
fijan es el mismo diseño colorido de la seta de marras, con propiedades
psicoactivas y venenosas. Y que para más inri,
coincide con los colores rojo y blanco del traje del navideño Santa Claus.
¿Coincidencia? ¿O es todo un código de complicidad cromática a tener en
cuenta?
Sea el santo que fuera, a la similitud cromática le debemos añadir el hecho
de que, según la tradición popular, los chamanes son capaces de volar. Ya, ya,
pero por favor no me pregunten ahora cómo lo hacen. Ni lo sé ni pienso planteármelo.
A la altura que estamos de la entrada les compro lo que sea. Desde un
desdoblamiento astral a través del espíritu de un animal, hasta un fuego fatuo
formado por luces rojas cósmicas. Sí, acepto pulpo como animal de compañía.
He dejado para lo último lo que a mi entender parece más “respetable”, al
menos desde el punto de vista académico. Sepan que esta hipótesis “chamánica”
proviene en parte de una publicación de la misma Universidad de Harvard ¿Cómo
se quedan?
Lo dicho. Si están interesados, en otra entrega les amplio la información de
este nexo ya casi navideño, entre la amanita,
los renos, los chamanes, Papá Noel y ya de la que va les amplio lo que dicen al
respecto del personaje, campos de conocimientos como la mecánica cuántica y las teorías
de la relatividad.
Pero ahora les dejo porque tengo que contarles lo de unos búfalos y ciertas amapolas, otra cadena de drogadicción animal que como tal anda suelta.
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