(Continuación) Si por el sustantivo entendemos todo cuerpo de conocimiento ordenado y estructurado,
encargado de investigar, interpretar y explicar, tanto fenómenos naturales, como
sociales y artificiales, y todo ello basándose en observaciones experimentales.
Y con el adjetivo que le acompaña admitimos las diferentes acepciones derivadas
y expuestas en el artículo anterior, Desmontando
la palabra “bizarro”, ¿cómo no va a ser afirmativa la respuesta a la acción
del verbo del titular?
Pues claro que sí. Existe una ciencia asociada a todo aquello que de raro,
valiente, extravagante, singular, anormal o extraño tiene el mundillo
científico, además, en cualquiera de sus diferentes apartados. Sea éste el que
sea: científicos, investigaciones, premios, instituciones, etcétera.
Científicos
bizarros
Empezando por los propios actores, para lo que basta con echar una ojeada a
la historia y percatarnos de que la realidad de sus vidas y personalidades,
dista mucho de la idea comúnmente aceptada por las personas.
Y si bien por lo general, son muchos los miembros de la población que
cuando se les pregunta, los refieren como uno de los profesionales mejor
valorados, no es menos cierto que las encuestas también nos dicen que son pocos
los que citan el nombre de un par de científicos, que vaya más allá de Einstein o Curie (Marie, claro).
Entre los clichés más repetidos acerca de su imagen están el de ser
considerados, primero, como personas “raritas”. Ya saben, de esas que viven en
su mundo pensando en sus cosas, aisladas en sus torres de marfil y sin que nada
de lo humano les interese. Y después como personajes próximos a los
estereotipos más variados que se pueda imaginar.
Desde el científico loco de los cómics, por poner un ejemplo el de Tintín. Hasta el profesor distraído del
cine, piense en el que más les guste. Pasando por qué no, por los divertidos y
excéntricos jóvenes de la televisiva The
Big Bang Theory. Todo un punto el de la serie de los cuatro nerds.
Pero lo curioso del asunto es que, a lo largo de la historia de la ciencia,
se encuentran protagonistas de ella que no desmerecen en lo más mínimo a los
anteriores, con el plus de que estos son reales. Sin intención alguna de agotar
el tema, y por riguroso orden cronológico de nacimiento, sirvan de ejemplo los
siguientes.
Desde la
misma Antigüedad
Para empezar tenemos al esposo de Theano
y ‘padre de las matemáticas’, sí a Pitágoras,
el del teorema. Seguido del filósofo griego más estudiado quizás, el polímata Aristóteles y su problema con los
dientes y las costillas de las mujeres. O, ya de la que va, la primera mártir
del conocimiento científico, la valiente Hipatia.
Y como no, el polifacético y ocurrente Arquímedes,
probablemente uno de los tres hombres más decisivos en la historia de la
humanidad: ¡Eureka!
Pasados unos siglos, ¿qué decir del falsario y fatuo médico suizo Paracelso? ¿O del práctico, afanoso y
comerciante Galileo, que está
considerado como uno de los ‘creadores de la ciencia moderna’? A todo esto sin
olvidarnos del débil, pobre, perseguido, astrólogo y astrónomo a la vez, Kepler.
Sin duda lo suyo fue una cuestión de necesidad económica y cinemática celeste. (Continuará)
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