...Sin embargo, con el año nuevo de 2017, la hipótesis del Planeta Nueve ha recibido un nuevo
espaldarazo. Una buena nueva, que esta vez es española. Sí, en el suelo patrio se
afianza una vez más, la hipótesis del planeta nono en nuestro sistema solar.
En principio una más, si bien es la última en parecer y aún no ha sido
refutada.
UCM y ETNO
O lo que es lo mismo. De un lado la Universidad
Complutense de Madrid (UCM), también conocida como Universidad de Madrid o
Complutense y una de las más prestigiosas del mundo hispano.
Fundada en 1822, cuenta entre sus antiguos alumnos y profesores con siete
(7) de los ocho (8) españoles ganadores de un premio Nobel, pero de los que sólo dos (2) lo son en disciplinas
científicas. Biendicho, en realidad, lo son en una sola de ellas, la de Medicina y Fisiología, me refiero claro
a los laureados Santiago Ramón y Cajal
en 1906 y Severo Ochoa en 1959.
Pues bien dos científicos de la misma UCM,
utilizando una nueva técnica para la detección de objetos espaciales, son los
que ahora afirman haber hallado nuevas evidencias de la existencia del tan
traido cuerpo celeste.
El mismo que a su entender es responsable de las perturbaciones que
experimentan las órbitas, no de los objetos transneptunianos (TNO), sino de los
llamados objetos transneptunianos extremos
(ETNO, por sus siglas en inglés).
Así que gracias a la nueva técnica de observación y los nuevos objetos
observados, podemos decir que, otra vez, habemus
Planeta Nueve.
Objetos
transneptunianos extremos
O ETNO, por sus siglas en inglés.
Poco que añadir para los intereses que nos traen y que ustedes ya no sepan. Se
trata de un tipo particular de cuerpos celestes que se caracterizan, entre
otras propiedades, por no cruzar nunca la órbita de Neptuno y por encontrarse siempre, especialmente lejos del Sol.
Y de la observación de las perturbaciones que experimentan sus órbitas -obtenidas
gracias una pionera técnica que, por su novedosa metodología, presenta menos sesgos
de observación-, los investigadores españoles de la UCM plantean la hipótesis de la existencia de un planeta más en
nuestro sistema solar y causante de dichas perturbaciones.
Hablan de un cuerpo planetario, cuya masa sería unas diez (10) veces mayor
que la de la Tierra y que se
encontraría a una distancia entre trescientas y cuatrocientas (300-400) veces
la distancia entre el Sol y la Tierra, como agente perturbador de las órbitas
de los llamados objetos transneptunianos
extremos.
En su opinión, por los datos que obran en su poder, lo que ellos han
detectado no puede atribuirse a la presencia de sesgos observacionales, como
ocurrió con los objetos transneptunianos,
TNO. Cuando se demostró que se habían
producido errores sistemáticos, estrechamente relacionados con las
orientaciones de las órbitas, y debidos a la forma en que se habían hecho dichas
observaciones.
En su caso ellos analizaron la distribución de los nodos y midieron las distancias que les separaban que, fundamentalmente, dependen del tamaño
y la forma de la órbita, unos parámetros para los que
existe cierto consenso científico a la hora de admitir que están, relativamente,
libres de sesgo observacional.
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