viernes, 19 de febrero de 2016

Pulsar binario y ondas gravitacionales

O lo que es lo mismo. Una estrella de neutrones que emite radiación de forma periódica y se presenta acompañada de un compañero estelar. Por lo general es otra estrella de neutrones o una enana blanca, rotando una en torno de la otra a muy alta velocidad.

Eso es un púlsar binario.

Unos sistemas estelares de especial interés para los astrofísicos, pues reúnen los requisitos empíricos necesarios y suficientes (no vamos a entrar en profundidades teóricas del porqué), para validar la hipótesis de la relatividad general en campos gravitatorios intensos.

Y hete aquí que el primer pulsar binario, conocido como PSR 1913+16, fue descubierto en 1974 por el astrofísico estadounidense Joseph Hooton Taylor, Jr. (1941) y su alumno, el también astrofísico estadounidense Russell Alan Hulse (1950).

Ambos compartieron el Premio Nobel de Física en 1993 “por el descubrimiento de un nuevo tipo de púlsar que abre nuevas posibilidades para el estudio de la gravitación”. Ya saben el mayor de los galardones.

Tras lo expuesto, no les extrañará si les digo que al pulsar binario también se le conoce como “pulsar binario Hulse-Taylor”. Natural.

Pero insisto. Es una prueba indirecta de su existencia. Faltaba detectar a las mismas ondas gravitacionales. De ahí que naciera, para satisfacer esta necesidad, el proyecto LIGO.

Por último, y para dejar bien aparcada la relación existente entre proyecto y ondas, he de comunicarles que el proyecto que les acabo de contar no es el único en marcha.

Hace apenas un mes, el pasado 22 de enero, y tras un viaje de seis (6) semanas, el satélite LISA Pathfinder o SMART-2 (Small Missions for Advanced Research in Technology) ya se encuentra en órbita Lissajous, alrededor del punto lagrangiano L1 del sistema Sol-Tierra. Algo hay enrocado al respecto.

Y su misión no es otra que la de validar las nuevas tecnologías que se utilizarán en la próxima observación de ondas gravitacionales de LISA y que precede a las futuras de ESA y NASA.

Claro que en todos lados cuecen habas...

Astro-H
Les cito la primera parte del conocido dicho porque el pasado miércoles 17 de febrero de 2016, y con cierto retraso sobre los planes previstos, Japón lanzaba un satélite con ese nombre, Astro-H, y con parecida misión. Observar agujeros negros.

Más en concreto este satélite está diseñado para poder observar las emisiones, dentro del rango de rayos X, tanto de los agujeros negros como de las agrupaciones de galaxias.

Y hasta aquí. Que el undécimo es no cansar.



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