Y tanto que el diablo está en los detalles. Lo está y en muchos, si no en todos.
Por ejemplo en el proceso contra Galileo, el de la comisión del 24 de febrero de 1616, en realidad todo había empezado unos días antes. En concreto el 19 de febrero, con la propuesta de censura hacia el pisano, de dicha comisión supuestamente formada por expertos.
Supuestamente digo porque ninguno de la casi docena de teólogos que la formaban era astrónomo ¿Se dan cuenta? Ninguno sabía lo suficiente como para a emitir un informe y sin embargo ahí estaban dispuestos para hacerlo.
Bueno pues ese detalle no fue óbice para que, de forma unánime, la comisión concluyera las dos proposiciones que ya saben. La idea de que el Sol era el centro del universo y estaba inmóvil era “estúpida, absurda en filosofía y formalmente herética por contradecir la Sagrada Escritura”.
Y por supuesto también pusieron negro sobre blanco que, el hecho de afirmar que la Tierra no era el centro del universo y que giraba sobre sí misma era “absurdo” y “erróneo en la fe”. Malditos herejes, debían pensar para sus adentros.
No. Por ahí no le iban a dejar pasar.
El señor Galileo Galilei debía abandonar opiniones como esas y abstenerse de enseñarlas y defenderlas. Se lo decían ellos a él, que era uno de los científicos más reputados del continente. Y tendría que obedecer o iría a prisión. A prisión, o quien sabe...
Lo del 24 de febrero continuó con una reunión de la Congregación del Santo Oficio, en la que se dan los pasos necesarios para la amonestación al físico por orden del Papa Paulo V.
Una orden que ejecuta al día siguiente, el 26 de febrero de 1616, el cardenal Belarmino. El mismo hombre que unos años antes había intervenido en el proceso de Giordano Bruno, quien terminó en la hoguera en el año finisecular del siglo XVII.
Claro que el nolano, ése era otro que tal andaba.
Bueno pues todo esto viene a cuento porque hoy es 26 de febrero, por lo que hace nada menos que cuatrocientos (400) años de lo que les he contado.
Cuatro siglos desde que una comisión eclesiástica concluyera que esa idea de que la Tierra giraba alrededor del Sol era estúpida y herética. El cuarto centenario de cuando la Iglesia atacó al heliocentrismo.
Un sucedido fundamental y que en buena medida separó a Europa en dos líneas de pensamientos diferentes. Algo parecido a lo que un siglo antes había ocurrido en el campo de las creencias con la reforma protestante.
El movimiento religioso cristiano iniciado en Alemania en el siglo XVI por Martín Lutero, y que llevó a un cisma de la Iglesia católica.
Creencia frente a Ciencia. Una disputa viejuna desde entonces y en la que la primera no deja de perder batallas frente a la segunda. Dicen que la realidad se muestra tozuda.
Pero, ¿cuándo empezó todo? ¿Tan graves le parecían a la Iglesia las observaciones de Galileo?
¿Tanto inquietaba a las autoridades religiosas, el hecho de que la Tierra no ocupara un lugar relevante en el cosmos? ¿Como para liar la que lio?
¿Qué pruebas aportaba el físico acerca de lo que afirmaba?
viernes, 26 de febrero de 2016
La “herejía” de Galileo
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