De ellas parecía emanar rayos X que impresionaban las placas fotográficas. Pero es que, una semana después, volvía a notificar que dicha actividad de los cristales de uranio tenía lugar sin necesidad de ser expuestas a una fuente energética como por ejemplo la luz solar.
Es decir que estaban ante unas radiaciones propias, naturales, espontáneas y desconocidas a las que Marie Curie con posterioridad, bautizó con el nombre de radiactividad.
Con la polaca empezaba la era nuclear, de la que hoy se cumplen ciento veinte (120) años.
Becquerel junto con Pierre y Marie Curie recibieron el Premio Nobel en Física de 1903 “en reconocimiento de sus extraordinarios servicios por el descubrimiento de la radiactividad espontánea”.
PD: Sí, la de la imagen es una Cruz de Malta ¿Qué le recuerda? ¿La habrá visto quizás en televisión?
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