viernes, 9 de mayo de 2014
Nebula, la lámpara
Ése es el nombre de esta lámpara de suspensión diseñada en 2007.
Desde el punto de vista físico-químico consta de un núcleo realizado en metal aluminio (Al) y del que penden diez (10) pantallas cónicas de cristal soplado y de diferentes tamaños.
Leo que cuando se enciende, una luz intensa difumina y transforma su figura, Y a mí no me cabe la menor duda que así será. Un fenómeno, el de la difusión de la luz, que seguro puede explicar ese último apartado del Electromagnetismo que conocemos como Óptica física.
Se trata de un nuevo mueble de ciencia, vuelvo a la lámpara, que revela un acentuado espíritu didascálico, porque no queda aquí su vinculación científica.
Al decir de su diseñador, Joris Laarman, fueron nada menos que las regiones interestelares las que le inspiraron en su proceso creativo. Ellas, con sus formas de nubes difusas compuestas por gases y polvo cósmico.
Nebulosas de las que sabemos que unas son cementerios de estrellas, mientras que otras pueden engendrarlas. Y que las hay oscuras, pero también diáfanas y coloreadas.
Como la que les traigo, Nebula, una nebulosa doméstica. Una fruslería a enrocar.
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