Nacida en el Cairo, Egipto, la Primera Guerra Mundial cogió a sus padres en el Medio Oriente mientras ella y sus hermanas estaban en Inglaterra. Fueron cuatro años de separación familiar que marcaron su carácter y fortalecieron su independencia, sensibilidad y perseverancia.
Unas cualidades que, sin duda, le ayudaron a sobrellevar las dificultades que la vida le tenía reservada.
Dorothy estudió Química en el Somerville College, Oxford, y en la década de los treinta, con apenas veinte (20) años, inició sus estudios en cristalografía.
Se especializó en la determinación de estructuras de sustancias bioquímicas por medio de difracción de rayos X.
Que por entonces se trataba de una técnica que estaba en sus inicios, lo que hacía extremadamente difícil su manejo y aplicación. Empezó investigando el colesterol, un esterol de fórmula molecular C27H46O, que se encuentra en los tejidos corporales y en el plasma sanguíneo de los vertebrados.
Y lo cierto es que obtuvo unos resultados analíticos muy detallados y precisos, si tenemos en cuenta las circunstancias en las que trabajó. Un buen arranque.
Sí, en lo profesional, la vida parecía sonreírle. Pero por desgracia, en lo personal, la vida no la trató tan bien.
Enferma, madre e investigadora
Pronto, desde los veinticuatro (24) años, la Crowford empezó a padecer de artritis reumática, con la consiguiente deformación de manos y dolor continuo.Una adversidad que no impidió que en 1937, contrajera matrimonio del que nacieron tres hijos.
Una labor maternal que compaginó con sus funciones de profesora universitaria e innovadora investigadora.
En la década de 1930, la difracción de rayos X apenas estaba desarrollada, y fue ella la que mejoró dicha técnica cristalográfica, consiguiendo determinar la estructura tridimensional de varias sustancias bioquímicas de interés.
Como la del colesterol ya comentado, la insulina, la vitamina B12, la lactoglobulina, la ferritina o la penicilina en 1944 y que publicaría en 1949.
Como sabemos se trata de una molécula inestable de gran importancia antibiótica, que jugó un papel vital durante y después de la Segunda Guerra Mundial.
Una sustancia que ya ha sido enrocada junto a su descubridor, el científico escocés Sir Alexander Fleming (1881-1955), y su nexo con la ciudad donde vivo. Un ´De Ciencia por Sevilla´.
Fue unos años después, en 1956, cuando definía también la estructura de la vitamina B12; en esta investigación usó una de las primeras computadoras digitales de alta velocidad. Su trabajo sobre esta vitamina se reveló fundamental para combatir la anemia perniciosa.
Por la determinación de la estructura de muchas sustancias biológicas mediante la difracción de rayos X, a Dorothy Crowford Hodgkin le concedieron el Premio Nobel en Química de 1964.
Premio Nobel de 1964 en Química
Pero a fuer de ser justo, en los méritos científicos de la Hodgkin, habría que reseñar el papel que jugó su esposo, el historiador inglés Thomas L. Hodgkin (1910-1982), proveniente de una familia de historiadores y científicos, y probablemente “quien más hizo para establecer un estudio serio de la historia de África” en el Reino Unido.Pues bien, él fue quien asumió la labor de criar a los tres hijos, descargándola de gran parte de esa tarea. Un comportamiento que, estarán conmigo, no es usual ni siquiera hoy día en la segunda década del siglo XXI.
Por lo que conviene que se sepa y para que conste. A veces, detrás de una gran mujer hay un hombre, grande también y que no está sorprendido.
Dorothy ayudó a establecer una de las características de la ciencia moderna: utilizó la estructura molecular para explicar la función biológica. Ella es por tanto, una de las transformadoras de la, otrora llamada, Química Orgánica.
De hecho fue la primera persona en emplear las computadoras para resolver problemas bioquímicos. Biología e Informática juntas. Pasado y futuro unidos.
Premio Nobel de 1964 en Química, ‘Por sus determinaciones -mediante de la técnica de rayos X- de las estructuras de importantes sustancias bioquímicas'. Así reza la concesión. (Continuará)
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