Una historia del benceno: Los sueños de Kekulé. Londres

(Continuación). Dos versiones o inspiraciones que ni son excluyentes, más bien se complementan en el caso de ser ciertas, ni afectan al fondo del asunto, pero sí ofrecen algunas diferencias acerca tanto del contenido de la ensoñación, como del lugar donde la tuvo o el momento en el que sucedió; le pongo al tanto de ellos y usted mismo decide.

En Londres, a bordo de un transporte público: Müller

Cronológicamente el primero tuvo lugar hacia 1855, durante su estancia londinense en Clapham Road y mientras se dirigía a ella tras haber pasado una agradable tarde de verano debatiendo ideas químicas con un colega; sobre todo discutían acerca de las estructuras de las moléculas, principal preocupación teórica de Kekulé.

Iba sentado en el exterior de un ómnibus público y, según cuenta, el vaivén de la marcha unido al rítmico sonido de los cascos de los caballos, acabaron por amodorrarlo y hacerle caer en una especie de ensueño fantástico en el que los átomos brincaban y se combinaban entre ellos.

En eso estaba cuando el estentóreo grito del conductor, “¡¡Clapham Road!!”, le despertó y, aunque pasó parte de la noche tratando de recordar y dibujar esas formas y transformar en bocetos su sueño no consiguió gran cosa. Para la teoría estructural del benceno aún quedaba camino por recorrer.

Del colega de charla una pincelada tan solo a los efectos que nos traen, se trataba del químico analítico, botánico e industrial anglo-alemán Hugo Müller (1833-1915), miembro de la Royal Society, asistente en la Universidad de Múnich del gran Justus von Liebig y primero en sintetizar hexaclorobenceno (C₆Cl₆) un popular y antiguo fungicida ya de uso prohibido.

En Londres, a bordo de un transporte público: disposición de los átomos

Y el motivo del sueño giraba alrededor de cómo se disponían los átomos dentro de una molécula o cómo era posible que dos moléculas con la misma composición atómica, por ejemplo, cinco (5) átomos de carbono C y doce (12) de hidrógeno H, pudieran dar lugar a dos compuestos diferentes.

En esta ocasión cuenta que los átomos pequeños en movimiento que “vio” se unían para formar una pareja que, a veces, eran “abrazados” por uno más grande, o que otros, mayores aún, sujetaban a tres de los pequeños o incluso cuatro; y en esta disposición no cesaban de danzar como si fueran una serpenteante cadena.    

Respecto a las diferentes sustancias formadas, para el caso del pentano C₅H₁₂ sabemos que existen tres formas, donde los grupos -CH₃ y -CH₂- representan átomos de carbono unidos a tres y a dos átomos de hidrógeno. (Continuará)

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