(Continuación) Y no fue hasta casi un siglo después, 1996, cuando este proceso de comunicación, con las lógicas modificaciones científicas y técnicas posteriores, quedó recogido en la norma Universi Dominici Gregis de Juan Pablo II.
Un
arranque de pontificado pues, el de León XIII, vinculado a la física y
la química y al que se asoma otro papa Juan Pablo II que también
cuenta con reconocimientos sevillanos y “científicos”. Un fleco que dejo
suelto.
Un camino de compromisos
Desde su ordenación sacerdotal en 1837, Pecci, se distinguió por
su capacidad administrativa y su compromiso con la justicia social como así lo
muestran algunas de sus iniciativas más destacadas, vea si no. La creación de
un banco para ayudar a los más desfavorecidos, revelando una preocupación por las
cuestiones sociales que marcarían su futuro pontificado.
La fundación de la Academia de Santo Tomás de Aquino en 1859, una muestra de su compromiso inquebrantable con la formación religiosa de los fieles y el asentamiento de las bases de lo que sería su posterior impulso al tomismo como filosofía oficial de la Iglesia.
Por no hablar de su habilidad diplomática al defender los derechos de la
Iglesia y los fieles, manteniendo a la vez relaciones cordiales con las nuevas
autoridades cuando, en 1860, el estado pontificio de Perugia fue anexionado a
Cerdeña y Pecci se enfrentó a una legislación secularista que restringía la
libertad religiosa.
Unas exitosas iniciativas entre otras más, que mostraban bien a las
claras su notable capacidad para analizar y responder a los complejos problemas
sociales y políticos de finales del siglo XIX, a los que se tuvo que enfrentar
ya como Sumo Pontífice.
‘Rerum Novarum’ y ‘Aeterni Patris’
Si hay algo que define el pontificado de León XIII es su prolífica producción magisterial. Autor de medio centenar de documentos, es conocido como “el primer Papa de las encíclicas” al utilizar este formato de cartas solemnes, escritas y dirigidas a obispos y fieles a fin de difundir la enseñanza de la Iglesia sobre los más diversos temas que preocupaban a la sociedad de su tiempo.
Y de ellas, sin duda, la más trascendental fue la Rerum Novarum
promulgada el 15 de mayo de 1891, un documento que marca el nacimiento oficial
de la doctrina social de la Iglesia y que le valió el sobrenombre de “Papa de
los obreros”.
Estamos en un momento relevante de la humanidad, marcado por la
explotación laboral y la miseria de las clases trabajadoras, y cuando el
pontífice alza su voz denunciando tanto los abusos del capitalismo desenfrenado
como los peligros del socialismo materialista. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
[**] El original de esta entrada fue publicado el 09
de junio de 2025, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.
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