(Continuación) Los nuevos conocimientos termonucleares no afectaron en absoluto al desarrollo de la bomba A, que ya contaba con todos los componentes necesarios, a falta del plutonio que suministraría el reactor de la central de Vandellós.
Desde el punto de vista científico, los conocimientos del método Teller-Ulam eran prescindibles pues no aportaban nada decisivo, al manejar isótopos de hidrógeno (deuterio y tritio) y no de plutonio.
Tampoco la información extraída del incidente
nuclear de Palomares impulsó la fabricación de la bomba H de fusión, aquí
los conocimientos sí eran imprescindibles y decisivos; pero se desestimó la idea,
a pesar de la solvencia científico-técnicas demostrada por el equipo de Velarde
para utilizarlos. En este caso pesaron factores económicos y políticos.
Economía y Política Condicionantes económicos y políticos
Como se puede imaginar el coste del programa nuclear era desorbitado. La facción gubernamental opuesta a él estimó que podría rondar los sesenta mil millones de pesetas (60 000 000 000 Ptas), claro que Velarde lo calculaba en la tercera parte. Fuera el santo que fuera, en cualquier caso se trataba de un pastizal, hablamos de mediado de los años sesenta.
Una auténtica sangría
para el presupuesto nacional que despertaba los recelos de cierto sector del
gobierno y que, por si estos fueran poco, se sumaban al temor de las
represalias internacionales. Le recuerdo que la cara armamentística del Proyecto “Islero” era secreta y nadie debía saber que
intentábamos emular el sistema utilizado por Estados Unidos para fabricar
bombas nucleares. De saberse, las sanciones económicas serían tremendas.
El caso fue que, tras
un informe encargado acerca de las posibilidades que había de construirlas sin
alertar a la comunidad internacional, algunos pesos pesados del franquismo, entre los que se encontraba el entonces ministro de Industria Gregorio López Bravo, con mucha ascendencia sobre Franco,
desaconsejaron su continuación.
Una cita con Franco
Y poco después, el propio Franco se entrevistaba una tarde de 1966 con Velarde y le comunicaba su resolución de no llevar adelante el plan de armamento nuclear. No veía clara esta opción y temía que, antes que después, los servicios de inteligencia estadounidenses lo descubrieran.
Lo que terminaría
enemistándonos con este país y, por supuesto, exponiéndonos a fuertes sanciones
que la delicada economía española no hubiese podido soportar pues habrían
asestado el golpe de gracia definitivo, o casi. No, el Proyecto “Islero” debía suspender su actividad. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva,
si desean ampliar información sobre ellas.
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