Eran más que conscientes del posible desierto científico que se podían encontrar, de modo que tenían planteado como alternativa, volver a los Estados Unidos si la investigación se hacía imposible. Lo que se dice un plan b, hay que ser previsor.
Pasión por la biología
molecular
Y una vez aquí comprobaron que nada había cambiado. Seguíamos
siendo un país en el que investigar era sinónimo de echarse a llorar -lo cierto
es que, en ese aspecto, casi medio siglo después, poco o nada ha cambiado-, y
si además eras mujer, entonces, entonces apaga y vámonos.
Así arranca la investigación española en el campo de la bioquímica
y la biología molecular, con la puesta en marcha de este laboratorio y promoviendo
la formación de nuevas generaciones de científicos investigadores.
Poco después se convocaban las primeras becas del plan de
formación de personal investigador y nacía el grupo de investigación en el Centro
de Investigaciones Biológicas con seis doctorandos, tres dirigidos por Margarita
y los otros tres por Eladio.
Los primeros ‘margaritos’
Y si bien dentro de su equipo la doctora Salas nunca
tuvo ningún problema académico con sus doctorandos, de cara al mundo exterior ella
seguía siendo solo Margarita, la mujer de Eladio Viñuela, ya me entiende.
Volvía a sentir la discriminación y es que España era diferente. Es lo que nos había dicho, tan solo unos años antes, el inefable ministro Manuel Fraga, previamente traducida al inglés por aquello de la promoción del turismo: ‘Spain is different!’. No mejor ni peor, sino diferente. Por suerte las cosas cambiaron con el paso del tiempo. (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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