domingo, 5 de diciembre de 2021

Margarita Salas: Amor y doctorado

(Continuación) Y pasa lo que suele pasar algunas veces, cuando chica conoce a chico. Se gustaron enseguida, se enamoraron al poco tiempo y, al acabar la carrera, se hicieron novios. Estas cosas pasan también.

Por cierto, al parecer, Eladio era un hombre guapo e interesante, de hecho, la madre de Margarita, en más de una ocasión manifestó que le veía cierto parecido con Marlon Brando. No le digo más.

La bioquímica, por su parte, cuenta que vio en él a una persona muy inteligente, honesta, rigurosa y con un fino sentido del humor y, sí, era muy guapo, aunque no fue por eso por lo que se enamoró.

Si usted lo dice, seguro que así fue Dª Margarita. Lo cierto es que se casaron en 1963. Pero no adelantemos acontecimientos porque en ese ínterin la pareja obtuvo sus doctorados.

En busca del doctorado (1961-1963)

De nuevo aconsejada por Ochoa, en 1961, inicia su tesis doctoral en el laboratorio de Alberto Sols, (1917-1989) padre de la enzimología en España, y la hace sobre la “especificidad anomérica de la glucosa-6-fosfato isomerasa”.

Un estudio relacionado con el metabolismo de carbohidratos, la misma línea de investigación que Sols había iniciado años antes en el laboratorio de Carl y Gerty Cori laureados con el Premio Nobel en Fisiología y Medicina de 1947.

Un doctorado de cuya excelencia científica habla el hecho de que algunas de sus investigaciones fueran publicadas en la revista Journal of Biological Chemistry, en una época en la que no era fácil ni habitual publicar desde España en revistas internacionales de tanto prestigio.

Pero dicho así, parece que todo iba sobre ruedas en la carrera de Margarita, y nada más lejos de la realidad. Alberto Sols era un excelente y reputado bioquímico, pero también un hombre que, como casi todos los de la época, tenía una visión machista del papel de la mujer en la sociedad en general y en la investigación en particular.

Para que se haga una idea, Ochoa, le tuvo que escribir a Sols una carta de recomendación para que la admitiese como doctoranda. Y no es que éste esperara mucho del trabajo científico de una mujer, pero se trataba de una sugerencia difícil de obviar, viniendo de quien venía el Premio Nobel en Fisiología y Medicina de 1959.

No obstante, no lo pasó nada bien la Salas durante su tesis doctoral -empezó a sentir la discriminación académica desde el primer día-, si bien no es menos cierto que esta desagradable situación académica se le hacía más soportable gracias a la presencia de Eladio. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.


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