domingo, 28 de julio de 2019

Apolo 11. Breve aproximación científico-técnica (8)

(Continuación) Contenía unos treinta kilogramos (30 kg) de excrementos y otros residuos de pequeño tamaño acumulados durante el vuelo de ida a la Luna. Cosas como toallitas de higiene personal, carpetas, envoltorios de comida, bolsas de orina, o sea, material que ya no era necesario.
Y sí, los astronautas dejaron la basura tirada en el suelo del satélite como otros humanos lo hacen en el del planeta. Un sucedido que alguien definió como “un detalle estremecedor”, pero ya saben que a la fuerza ahorcan. Eran unos restos que, por prescindibles, debían ser retirados de la cabina del módulo lunar (ML), dado su pequeño tamaño de un lado y, la necesidad de reducir su peso antes del retorno al módulo de servicio (CSM) en órbita, que debía traerlos de vuelta a la Tierra, del otro.
Unas bolsas de 101 cm de largo y 70 cm de ancho que en el argot astronáutico eran conocidas como jettison bag o de forma abreviada jettbag, y que fue uno de los ciento noventa y un (191) objetos y equipos abandonados en el Mar de la Tranquilidad por la tripulación de la histórica misión Apolo 11.
¿Quién estaba ahí para registrar el histórico momento?
Y que quedó inmortalizada pues, en la primera fotografía captada por un humano (Armstrong) desde la superficie de la Luna, aparece ella entre las patas del Eagle. Ya, pero, ¿cómo se tomó la película de los dos hombres descendiendo y caminando sobre el satélite? ¿Quién estaba ya en su superficie? Naturalmente no había nadie ni nada, ya que la toma la realizó una cámara automática de baja resolución, que estaba en un compartimento adosado en el lateral del módulo y conocido por MESA, por su nombre en inglés ‘Modularized Equipment Stowage Assembly’.
Contenía herramientas para la exploración, como rastrillos, pinzas o bolsas de muestras, y una cámara de televisión enfocada hacia el tren de aterrizaje y la escalerilla. Un dispositivo que quedó desplegado cuando Armstrong tiró, antes de bajar de la escalerilla, de una anilla que lo abría. Se trata de la misma cámara que después de las históricas tomas, Armstrong retiró e instaló en un trípode, a pocos metros de distancia, para retransmitir el resto del paseo lunar.
“Magnífica desolación”
Tras realizar alguna fotografía más, lo siguiente que hizo Armstrong fue recoger lo que se conocía como una muestra de contingencia, un par de piedras lunares a modo de testimonios por si cualquier imprevisto obligaba a despegar antes de tiempo, y que guardó en uno de los bolsillos del traje espacial. (Continuará)

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