Les decía de dichos aspectos que eran factores a tener en cuenta
pues ayudan a comprender el concepto de año
ganadero, su relación con el guarismo
o la circunstancia de una lidia correcta de las reses. Empezaremos por la
última.
¿Cuándo
arranca la temporada taurina en España?
Con permiso de las madrileñas Ajalvir (finales de enero) y Valdemorillo
(primeros de febrero), hasta donde sé y es sólo mi opinión, para el grueso de
aficionados la temporada taurina en España se puede decir que arranca en la
pacense Olivenza (primeros de marzo). Pero ya les digo, no son nada más que mi
opinión y grado de conocimiento y, como podrán decir ustedes con toda razón, quién
es uno para opinar sabiendo sólo lo que sé.
En cualquier caso, y a los intereses que nos traen a ustedes y a un
servidor de ustedes a esta tribuna, la temporada viene a durar un semestre
largo, para finalizar allá por el mes de octubre con la Feria del Pilar de
Zaragoza. Desde cuyo coso los toreros ponen rumbo hacia el otro lado del charco,
para completar la campaña en tierras americanas. Es una forma de hablar por
supuesto, pero dicho como sea, esos son los meses en los que tienen lugar los
festejos taurinos en España.
Y como ya hemos enrocado, las reses que se lidian en ellos han de cumplir
con lo que dicta la ley respecto a su edad expresada en años, y que deducimos
del guarismo que a su vez deriva del
año ganadero en el que nace el
animal, es decir mes y año natural. De ahí que los ganaderos planifiquen las
parideras, según la localidad donde pacen los animales.
Planificación
de las parideras
O lo que es lo mismo, del tiempo que transcurre desde que nace el primer
becerro de una camada hasta que nace el último, y que se ajusta más a los años ganaderos (1 de julio de un año
hasta 30 de junio del año siguiente) que a los años naturales (de 1 enero a 31 diciembre).
Unas parideras que lógicamente
se hacen coincidir lo más posible, con aquellas épocas del año en las que
existe mayor abundancia de recursos naturales en el campo para la alimentación
de madres y crías, y se dan las condiciones ambientales más favorables.
Así que cada ganadero tiene una
planificación distinta para las cubriciones
que, dado que las vacas tienen una preñez o tiempo de gestación de poco más de
nueve meses (alrededor de 280 días pues está en función de la raza y edad de la
vaca, y del tamaño del ternero gestado), hacen que sean los meses de invierno aquellos
en los que se producen el mayor número de nacimientos. Unas cubriciones que,
normalmente, se realizan por monta natural, durante un periodo de tiempo
determinado y en un cercado en el que un semental convive con un lote de vacas.
Y la idea con las que se llevan a cabo ya se la adelantaba. No es otra que el
campo tenga pasto abundante para alimentar a la madre y al recental durante la crianza.
De forma que en el sur peninsular, en Andalucía, las crías más prematuras
nacen a primeros de septiembre y las más tardías a principios de mayo, pues los
toros se echan a las vacas entre el 1 de enero y San Juan (24 de junio). Mientras
que en el centro de la península los partos suelen ser más tardíos, para así evitar
que los becerros nazcan en los meses más fríos, cuando las dehesas están cubiertas
de nieve.
De ahí la expresión que utiliza mi compañero de butaca Enrique, ya lo ‘enroqué’ a propósito de otra expresión que ha dado
lugar a esta saga: “Esos toros están
herrados en el lado izquierdo”.
(Continuará)
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