viernes, 27 de abril de 2018

Antoine de Saint-Exupéry y el ‘Maxim Gorki’ (y 2)

(Continuación) Y la llamó. Porque el escritor no iba montado en el avión ese día pero, ¿cómo era eso posible, si estaba allí precisamente para informar del vuelo? En este sentido la misma Consuelo habla de “un milagro más de su vida”.
No llego yo a tanto, por suerte o desgracia no alcanza hasta esa cota de credulidad mi fe, pero lo que no se puede negar es que algo de misterioso sí tiene el asunto. Resulta que Saint-Exupéry, a diferencia del resto de invitados, viajó en el ‘Maxim Gorki’ pero en una prueba que se realizó el día anterior a la catástrofe, por invitación expresa del jefe de las Fuerzas Aéreas soviéticas.
Lo que nos lleva a preguntarnos ¿Por qué? ¿De quién partió la orden para adelantar su viaje? ¿Con qué motivo se hizo? Lo dicho, es un misterio. (“Para ver claro, basta con cambiar la dirección de la mirada”).
Preguntas en busca de su Pirandello
Hay quienes piensan que, al tanto de la conspiración para provocar el accidente del avión, determinadas personas creyeron conveniente salvar al prestigioso piloto y escritor francés, a fin de no empeorar las relaciones con Francia, dado el rearme y la expansión que ya experimentaba la Alemania nazi.
Claro que por otro lado no es que se fiaran del piloto, al fin y al cabo era un corresponsal en la URSS y por tanto un espía en potencia que, además, tenía conocimientos técnicos. De hecho Saint-Exupéry fue vigilado durante toda su estancia por el NKVD, embrión del KGB.
O sea, que no está claro el porqué, aunque el escritor tenía su propia hipótesis cuando escribió.: “... Sé que esta tragedia no fue provocada por un error técnico, ni por la ignorancia de los diseñadores o por un error de la tripulación. Esta tragedia no es una de esas que llevan a la gente a dudar de sus posibilidades”. En fin.
En cualquier caso, y fuera el “santo” que fuere, el piloto se salvó y con él el escritor de algunas de las páginas más leídas del siglo XX. Baste recordar entre otras Tierra de hombres (1937), Piloto de guerra (1942), El Principito (1943), Carta a un rehén (1944) o Ciudadela (1948).
Lo que sí parece una constante en la vida de Saint-Exupéry es el hecho de que los misterios le acompañaron hasta el final de sus días, y lo digo en sentido literal. Su propia desaparición el 31 de julio de 1944 en una misión de reconocimiento relacionada con el desembarco de los aliados -su avión se había adaptado para que pudiera fotografiar las costas del Sur de Francia, ocupadas por los alemanes- es otro misterio.
¿Tuvo un fallo técnico el avión? ¿Fue abatido por el enemigo? ¿Se suicidó? El caso es que no regresó. (“Es mucho más difícil juzgarse uno mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte correctamente serás un verdadero sabio”). (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.



1 comentario :

Miguel Escribano dijo...

Le agradecería que escribiera sobre aspectos científicos y técnicos del avión Maxim Gorki. Le felicito por los temas que escoge y cómo los desarrolla.