(Continuación) Con el tiempo, y
en el terreno profesional, “Bryn” compatibilizó
la docencia de la lengua y literatura alemanas con otras actividades universitarias
y artísticas (teatro y televisión), además de su afición por tocar el violín y
cantar ópera, eso sí como músico aficionado.
En fin que era una persona con cierto estatus social y reconocimiento profesional,
lo que no fue óbice para que, tras el enorme éxito artístico de su hija Olivia, terminara siendo conocido como
“el padre de Olivia”.
Una etiqueta que si bien como padre le debía llenar de
orgullo, en el fondo, como hombre, quizás le defraudara algo, al fin y al cabo él
había sido todo un espía durante la Segunda
Guerra Mundial. Pero bueno, estas cosas pasan y, además, para eso estamos
los padres.
En cualquier caso parece evidente que en Olivia predominaron los genes artísticos
de la familia paterna sobre los científicos de la rama materna. Se lo digo porque
recordarán que ella es nieta de Max Born
(1882-1970), uno de los grandes científicos del siglo XX y de los ‘padres
de la física cuántica’.
Abuelo y nieta. O entre Ciencia y Arte
Entre otras importantes aportaciones científicas, Born llevó a cabo investigaciones sobre dinámica de las estructuras reticulares cristalinas, teoría de la relatividad, mecánica cuántica, óptica física o física
atómica.
Aunque también hizo sus pinitos musicales. En 1909 Born conoció personalmente
a Einstein durante un congreso en
Salzburgo y desde entonces mantuvieron una estrecha amistad, asentada en el
aprecio mutuo y fomentada por muchos de los gustos que compartían.
Una afinidad que les permitía discutir de cuestiones científicas, como la
relatividad general de la que Born era un gran defensor, o de mecánica cuántica
en la que estaban en extremos opuestos. A diferencia de Albert, Max sí creía
que “Dios juega a los dados con el
universo”.
También de cuestiones políticas, pues aunque Einstein era tres años mayor
de Born, juntos vivieron la derrota militar de la Primera Guerra Mundial, la
caída del imperio germano y el nacimiento de la República de Weimar, un régimen
que aunque democrático, resultó demasiado convulso en lo político y social.
Tanto que terminó provocando el ascenso al poder de Adolf Hitler y el partido nacionalsocialista, con las desgraciadas consecuencias
conocidas de todos.
Unas discusiones que se alternaban con sesiones musicales, pues los dos
físicos eran amantes de la música y solían tocar juntos sonatas para piano y violín,
de Bach y Mozart. Vamos que la vena paterna-musical de Olivia también podría tener alguna que otra arteria por vía
materna. Lo que nos lleva a un nuevo vínculo entre la física y la música, que es como decir entre la ciencia y el arte o sea las humanidades,
lo que hacemos los humanos.
Nobel y Grease
Pasado el tiempo Max Born fue galardonado con el Premio Nobel de Física en 1954, ‘por sus investigaciones fundamentales sobre
la mecánica cuántica y, especialmente, por su interpretación estadística acerca
de la función de ondas’ que compartió con el también físico y alemán Walther Bothe. (Continuará)
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