Lo ha hecho con su sol abrasador de día y su frío de nevera de noche, una alternancia que, dicho sea de paso, nos obligan a vestir por capas y estar todo el día poniéndote y quitándote capas.
Pero que esta estación les decía, esté de algún modo ya entre nosotros, no tiene que implicar que se vaya a convertir en la quinta estación y volvamos de nuevo a tener una manita de estaciones astronómicas.
¿Recuerdan las decimonónicas: invierno, primavera, verano, estío y otoño?
No, no tiene por qué. Sólo el tiempo dirá si veroño tiene posibilidades gramaticales academicistas.
Otras inquietudes veroñales
O si mis nietos estudiarán cinco estaciones, astronómicas y meteorológicas, en el colegio en vez de cuatro. A saber: invierno, primavera, verano, veroño y otoño. O lo que es peor aún y de mayor trascendencia.¿Qué pasará con la pizza ‘cuatro estaciones’? ¿Cambiará su nombre o habrá dos pizzas diferentes?
¿Y con los cuatro conciertos que para violín y orquesta, compuso el músico veneciano Antonio Vivaldi (1678-1741), apodado Il prete rosso por ser sacerdote y pelirrojo?
¿Tendrá que volver de su tumba y componer una pieza más?
Y ya que les hablo de estaciones entre estaciones, y a la cálida caída de la hoja la llamamos popularmente veroño, ¿podríamos de manera igualmente ingeniosa sacarnos de la manga, ya el año que viene, una nueva: la “prinvierno”?
No sé, no son más que preguntas que se me ocurren y amontonan en la cabeza mientras tecleo estas líneas. Preguntas en busca de respuestas que les remito sin más. Mientras, no puedo por menos que desearles que disfruten de este veroño 2016.
Que por lo leído y como ha amanecido el día, tiene pinta de irse a lo largo de esta semana recién estrenada. Pero bueno en realidad no lo sé a ciencia cierta, y personalmente, la verdad, no me fío de la meteorología. Todavía está San Martín en noviembre.
Pero bueno, dicen que bajarán con toda seguridad las temperaturas y que incluso, es probable, empiecen las precipitaciones en buena parte del país. Todo por parte, como meteorológicamente corresponde a la vieja estación astronómica. Ya veremos.
Mas si es así, adiós veroño y bien venido otoño.
Y del incipiente veroño, a la sempiterna siesta y sus ciencias, que por supuesto las tiene.
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