Ya saben. Los poetas Lord Byron y Percy Bysshe Shelley, la amante de éste Mary Goldwin, y el acomplejado secretario y médico personal de aquel, el doctor John Polidori.
Y por supuesto como complemento, el reto literario con el que Byron los desafió a todos para matar el aburrimiento: escribir un relato de terror.
A modo de nota cotilla cinéfila - no sé si lo saben, pero soy mucho de Sálvame, tanto del diario como del Deluxe- les diré.
Uno. La película fue una de las primeras que el actor Hugh Grant protagonizó.
Dos. En ella interviene también la actriz Elizabeth Hurley, y es aquí donde se conocen e inician una agitada relación sentimental.
¿Qué cómo lo sé? Pues muy fácil.
Una de las ventajas que tiene que a uno le guste el mundo de la prensa rosa, es que te permite enterarte de cosas que, de otro modo, no podrías.
Sí, vi la película.
Y no, no tengo una opinión significativa que exponer de forma pública. Simplemente me falta la formación necesaria para ello.
Dicho lo cual vuelvo con otra de las artes afectadas por el inusual cambio climático de origen “tamborenés”.
En este caso la pintura.
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