De entrada decirles que el génesis de este mito no está claro en absoluto, porque existen varias posibles e inconexas fuentes. Y eso no es bueno.
Hasta donde he podido averiguar, el momento concreto en el que nace, se ha perdido en la noche de esta descerebrada historia. En orden más menos cronológico les pongo al tanto de mis averiguaciones.
Algunas publicaciones científicas
Es probable que su inicio se remonte a finales del siglo XIX y principios del XX, y tenga que ver con una mala interpretación de las conclusiones a las que algunos estudiosos llegaron, como fruto de ciertas investigaciones neurológicas.La mala interpretación es, sin duda alguna, fruto de la época en la que se hicieron. Cuando ciertos campos de la, entonces, emergente ciencia moderna entre nadaba con los de la no ciencia o falsa ciencia.
Es buen ejemplo de lo que les digo la frenología, en la actualidad tenida por lo que es, una aciencia o pseudociencia.
Y entre las investigaciones, las del médico y biólogo francés Pierre Flourens (1794-1867), considerado como uno de los fundadores de la Neurobiología Experimental.
Él, junto a otros investigadores descubrieron que las neuronas tan solo componen un porcentaje, relativamente pequeño, de nuestro cerebro.
O el trabajo del filósofo estadounidense William James (1842-1910), fundador de la Psicología Funcional quien en la página 12 de su ensayo, The Energies of Men (1907), dejó escrito: “Sólo aprovechamos una pequeña parte de nuestros recursos mentales y físicos”.
Lo que leído sin detenernos mucho, puede sonar inquietante.
Pero si lo hacemos con detenimiento, no tiene por qué. James habla en términos de un potencial no desarrollado del todo, pero nunca relacionándolo con una cantidad específica de energía del cerebro.
Algunas publicaciones no tan científicas
Lo hizo en 1936, en el prefacio de uno de los libros de autoayuda más vendidos de todos los tiempos.
Su autor, el estadounidense Dale Carnegie (1888-1955) y su título, Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. Casi ochenta años contemplan al falso mito y, desde entonces, no ha perdido fuelle.
Pero resulta evidente que de lo escrito por James, a lo dicho por el mito -sólo empleamos el diez por ciento (10 %) de nuestra capacidad mental-, media un abismo. Vamos que es una tontería, una absurdez.
Aunque pudiera ser que el origen de esta leyenda urbana, guarde cierta relación con otro tipo de publicaciones menos académicas. Unos folletos de autoayuda, que surgieron por esa misma época y que realizaban esta afirmación.
Pero éste es un punto del que no he encontrado referencia bibliográfica fiable alguna. De modo que les dejo este fleco suelto, por si tienen a bien hilvanarlo.
Supuesta cita de un famoso. Fondo
Estoy seguro que les suena, y mucho, esta nueva fuente que les enroco. Es frecuente leer por determinados y “magufos” lugares que fue, nada menos, que el físico alemán Albert Einstein (1879-1955), considerado como el científico más genial y popular del pasado siglo XX, quien dijo algo así como: “Sólo utilizamos el 10% de nuestra capacidad cerebral”.
Y esto amigos es cosa seria, muy seria.
Estamos hablando ni más ni menos que del gran Einstein. El paradigma del científico sabio, y si lo dice él, ¿quiénes somos nosotros para poner en entredicho sus palabras?
¿Quién osa decir...?, que nos escribió el poeta cubano.
Bueno no es que, quien esto escribe, ose poner en entredicho la certeza porcentual de sus palabras. Ésa es otra cuestión que dejo para más adelante.
Ahora me centro en lo de “supuesta cita” porque, ¿en realidad dijo eso el físico? (Continuará)
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