sábado, 19 de abril de 2014

¿Murió Jesús en la Cruz? Debate científico (y II)


(Continuación) Que no era el único les decía porque, a inicios de la última década del pasado siglo, y también de autoría británica, veía la luz editorial un nuevo y conocido estudio.

‘¿Resurrección o Resucitación?’
En concreto el de los doctores Trevor y Margaret Lloyd Davies, quienes tras ocho (8) años de investigación llegaron a una conclusión parecida, aunque no por ello menos sorprendente: “Muy probablemente no llegó a traspasar el umbral de la muerte en la cruz, sino que simplemente sufrió un colapso, siendo posteriormente reanimado”.

En esta ocasión su investigación fue publicada el 25 de abril de 1991, en el prestigioso Journal of the Royal College of Physicians of London, con el título de ‘¿Resurrección o Resucitación?’. Lo que le otorga cierta credibilidad y marchamo científico al trabajo.

Según sus autores, en un momento dado, debido a la disminución de aporte sanguíneo al cerebro, Jesús debió perder el conocimiento a la vez que su piel debió tomar un tono ceniciento.

Un aspecto y una inmovilidad que hicieron pensar a los allí presentes, que ya estaba en realidad muerto. Lo que puede resultar lógico y razonable hasta cierto punto, pero no por ello se tiene que ajustar a la realidad.

El hecho de que el abastecimiento de oxígeno a su cerebro fuera, necesariamente mínimo, no tendría que implicar que fuera, obligatoriamente crítico.

De modo que, al ser bajado de la cruz a las pocas horas, y puesto en posición horizontal, bien pudo restablecerse la circulación con normalidad y llegar de nuevo la sangre al cerebro.

Lo que motivaría que “al mostrar su cuerpo débiles signos de vida, es muy probable que en vez de ser llevado al sepulcro de inmediato, como sin duda tenían previsto sus seguidores para evitar la prohibición de hacerlo en el Sabath, Jesús fuera trasladado a algún lugar seguro y atendido por manos amigas”.

El estudio concluye, achacando la aparente y prematura muerte de Jesús a un colapso respiratorio: “Su descenso de la cruz en un tiempo inusualmente breve habría contribuido a aumentar sus posibilidades de reanimación, evitado una muerte cierta”.

Un punto de vista que es compartido en otro trabajo, éste de un médico español.

“Cristo no murió en la cruz”
Es el punto de vista del forense español Miguel Lorente y que argumenta en su libro ‘42 días. Análisis forense de la crucifixión y la resurrección de Jesucristo’ (2007).

En su opinión, debido a las brutales torturas que se le infligió, debió entrar en un coma superficial de modo que, tras ser descolgado su cuerpo y puesto en horizontal, la sangre se volvió a distribuir por todo el cuerpo y con ello su respiración se habría normalizado.

Una resucitación biológica y natural después del coma, que tuvo lugar a los tres días, en vez de la resurrección divina y sobrenatural, tras su muerte. Una explicación alternativa al sucedido, desde el campo de la ciencia y no desde el de la creencia.

Otro argumentario más sobre este delicado asunto.

Sólo que éste razonado y basado en evidencias y pruebas científicas, en vez de aquél, crédulo y aceptado sin más como dogma de fe. Uno según el cual Jesús no murió en la cruz, ni tampoco en el sepulcro al que fue llevado.

Así que sólo fue un proceso natural y no sobrenatural. De nuevo resucitación frente a resurrección. Muerte aparente (coma superficial) frente a muerte real. Hecho natural frente a milagro.

Por cierto, se me olvidaba. Los cuarenta y dos (42) días del título del libro, hacen referencia al tiempo que transcurrió desde el día de la crucifixión de Jesús, hasta el de su desaparición total de la vida pública.

Bien porque muriera de forma real y tuviera lugar su milagrosa resurrección, o bien porque muriera de forma aparente y resucitara, retirándose para siempre.

En cualquier caso, y para cualquiera de los trabajos científicos aquí traídos, a nadie escapa que aun siendo razonables las hipótesis aportadas, sus fundamentos están más basados en evidencias que en pruebas. Esa es la verdad.

Los libros sagrados en cambio nos dicen que “Y al tercer día resucitó”.




2 comentarios :

Anónimo dijo...

¿Es usted de Sevilla? Me sorprenden algunos de sus artículos

Anónimo dijo...

¿Es usted de Sevilla? Me sorprenden algunos de sus artículos