Se trata de una novela corta de ciencia ficción publicada en 1968 y escrita por el novelista estadounidense Philip K. Dick (1928-1982).
Un clásico con el que cierro, por ahora, la miniserie que inicié hace un par de años con LR-48: Un mundo feliz de A. Huxley y continué con LR-51: 1984 de G. Orwell y LR-66: Crónicas marcianas de R. Bradbury.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, un clásico también del cine de ciencia ficción, pues en 1982, y de forma libre, fue llevada a las pantallas por Ridley Scott con el título de Blade Runner.
Una versión que acercaría la historia de forma espectacular al gran público, pero que Dick no llegó a ver.
Falleció ese mismo año, antes del estreno. Cuando las cosas ocurren, nunca llegamos a saber si son para bien o para mal.
La acción transcurre en 1992, aunque recientes ediciones de la novela la han trasladado a 2021, dado que el tiempo pasa. Un problema éste de datar en ciencia ficción. Nunca conviene poner fecha a lo futurible.
En primer lugar porque el hecho de predecir es muy difícil, especialmente si es sobre el futuro. Y en segundo lugar porque éste llega demasiado pronto y no da tiempo a que ocurra nada de lo predicho. No, no conviene.
A modo de argumento
Volviendo a la novela o la película, tiene lugar en una Tierra destruida en gran parte por una Guerra Mundial Terminal, que la ha dejado cubierta casi en su totalidad, de un polvo y una lluvia radiactivas.Y retrata a una mermada sociedad, deshumanizada a causa de la tecnología, que sueña con huir a las colonias de Marte y que malvive en un planeta poco habitado, con una atmósfera irrespirable, en un ambiente insalubre, sin vegetación y con los pocos animales que no se han extinguido.
Personas enfermas por la radiactividad que viajan en utilitarios que vuelan, llevando consigo animales eléctricos para sentir compañía.
Son unos tiempos en los que las lenguas y las razas hace tiempo que se globalizaron y los individuos ya no tienen ni identidad propia ni lengua diferenciada. Todo es un batiburrillo en el que las emociones inducidas campean por sus lares.
Bueno no les cuento más. Por supuesto que hay un personaje protagonista, Rick Deckard, un detective contratado para eliminar humanoides rebelados ante la conciencia que toman de su condición de esclavos.
Y ni que decir tiene que el amor llama a su puerta. Y como casi todos nosotros se la abre de par en par. Y con su entrada, este sentimiento le trastoca la realidad que vive. Como a casi todos.
A resultas, replicantes e investigador terminan cuestionándose la realidad de sus naturalezas y destinos. Una cuestión de calado pues nos habla del impreciso límite entre lo artificial y lo natural, de la decadencia de la vida y la sociedad, etcétera.
¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
1 comentario :
Echo en falta que no realice más críticas de libros de divulgación científica y de ciencia-ficción.
Me gusta cómo las escribe. Bueno, me gusta todo el blog.
Publicar un comentario