sábado, 22 de diciembre de 2012

¿Cuándo se hizo la primera radiografía? (y II)


(Continuación) Más bien, lo que parece estar detrás del mismo es la labor de un hombre de ciencia, observador atento e indagador de los detalles más mínimos, que examinaba las consecuencias de un posible acto casual.

No. No hubo casualidad en su descubrimiento sino investigación y experimentación. (“Yo no pienso, investigo”).

Primera conclusión 
Lo que hasta aquí les he contado, fueron unos hechos que tuvieron lugar a lo largo de las semanas posteriores al descubrimiento del 8 de noviembre de 1895. Y tienen importancia relevante para los intereses de esta entrada.


Dejan bien claro que la imagen radioscópica de la mano a la que se refería el estudiante, no era el primer examen que el hombre realizó, mediante rayos X, del interior de un objeto opaco. No.

Que nos conste sabemos que hubo, al menos, cuatro (4) antes. Las pesas, la brújula, el cañón de la escopeta y la puerta. Sin contar con las primeras placas que se velaron en la caja, y que fueron el principio de todo.

Aunque eso sí. Todos ellos eran de objetos inanimados. Una cualidad de la que no gozaba el motivo de la radiografía de marra. Una mano, por cierto, la izquierda.

Luego lo que sí fue esta radiografía es la primera que se realizó de un cuerpo humano. Es decir, que no andaba descaminado el estudiante curioso. Pero ¿De quién era esa mano? ¿Cuándo se realizó la radiografía? ¿De qué era el anillo?

La primera radiografía humana
Tuvo lugar la tarde del viernes 22 de diciembre de 1895, algo más de seis (6) semanas después del descubrimiento de los rayos. Fue el tiempo de experimentación que necesitó nuestro hombre, para decidirse a realizar la primera prueba con un ser humano.

Y dado que no podía manejar a la vez el carrete, la placa fotográfica de cristal y exponer su propia mano a los rayos, le pidió a su esposa Anna Bertha (1833-1919) que colocase la suya sobre la placa.

En más de una ocasión les he referido que no está bien ponderado el papel de la mujer en la ciencia. Que ciencia tiene género femenino y, quizás, sea ésta otra oportunidad de probarlo. Aunque ya veremos si es así.

Lo que sí está probado es que Anna puso su mano encima de ese extraño aparato que su marido le enseñaba, y lo hizo sin moverse durante más de quince minutos (15 min).

Está descrito que su reacción ante tal experiencia fue la de muchos otros que después la repitieron: una especie de fascinación y temor a partes iguales. Dijo que el hecho de poder ver sus huesos, la hacía sentirse cerca de la muerte. Una sensación extraña sin duda.

Porque lo que tenía ante sus ojos eran todos los huesos, veintisiete (27), de su mano izquierda con un anillo, el de compromiso, en el dedo anular. La primera imagen radiográfica del cuerpo humano que tiene, cómo no, una leyenda. Una leyenda mortal.

La leyenda de muerte de la radiografía 
Corre por los mentideros de la ciencia una luctuosa historia: la prematura muerte de Anna vino causada por la exposición a los rayos X. Algo a mi entender totalmente incierto. Y me remito a las pruebas.

Aunque es cierto que tenía una delicada salud, sufría diferentes trastornos como cólicos nefríticos, no es menos cierto que la padeció durante una buena parte de su vida, incluso antes de la exposición radiográfíca.

De hecho Anna, que nació en 1833, se sometió a la radiografía ya con sesenta y dos (62) años y murió casi veinticinco años después, en 1919, a la avanzada edad de ochenta (80) años.

No, no parece que la radiografía fuera la causa de su mala salud.

Lo suyo tiene más bien la pinta de ser, eso que la gente llama ‘una mala salud de hierro’.

Además, no existe evidencia científica alguna que nos lleve a establecer una relación causa-efecto entre exposición y defunción.

Epílogo
Ni que decirles tengo que, muy pronto, este hallazgo encontró aplicación clínica y que la radiografía fue utilizada, de forma masiva, durante el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, para el reconocimiento inmediato de los soldados heridos.

Como curiosidad, en 1896, tan solo meses después de la radiografía de la mano, se llevó a cabo el primer diagnóstico radiológico de una tuberculosis pulmonar.

Pero esa es otra historia. La de hoy es la de mi exestudiante de electromagnetismo.

De aquellos polvos estos lodos.


1 comentario :

Anónimo dijo...

Me ha gustado, de lo más interesante