miércoles, 27 de diciembre de 2023

Reliquias cristianas navideñas: Suspiro, piedras y cuna

(Continuación) Escojo un cierto orden cronológico para el relato de las mismas, por lo que me veo obligado a empezar por la que quizás sea una de las reliquias más extraordinaria, un suspiro.

El suspiro de San José

Cuenta la tradición que José, agobiado por no encontrar sitio en alguna posada y dado el avanzado estado de embarazo en el que estaba María, se le escapó un profundo y preocupado suspiro mientras bebía de una botella y donde dicen que éste quedó atrapado.

La misma botella que, supuestamente, un ángel presto recogió y puso a buen recaudo hasta que pasado un tiempo fue encontrada por unos monjes que la llevaron a Francia, donde fue venerada durante siglos en una iglesia de Blois (Francia).

Allí permaneció hasta que la Santa Sede tuvo conocimiento de su existencia y la reclamó, con el suspiro del esposo de María dentro, para guardarla en el Sancta Sanctorum de las reliquias vaticanas; ni que decirle tengo que donde hay patrón no manda marinero y que está terminantemente prohibido abrir la botella. Por si se escapa el suspiro, imagino.

Piedras del portal

No son pocos los lugares que aseguran conservar trozos de piedras del mismo portal de Belén, entre ellos la capilla copta del Santo Sepulcro de Jerusalén, y las que en suelo patrio parecen proliferar: en el monasterio de San Juan de la Peña de Santa Cruz de la Serós (Huesca); en la catedral de Mallorca, en uno de cuyos numerosos relicarios se conserva un fragmento de una piedra del pesebre; y en la de Valencia, que conserva una piedra entera del portal.

Por otro lado, en el año 432, el Papa Sixto III decidió crear en el interior de la primitiva Basílica de Santa María la Mayor una gruta de la Natividad, parecida a la de Belén, y que a partir de entonces pasó a denominarse de Santa María ad praesepem, que en latín significa “pesebre”.

La gruta empezó a hacerse tan famosa que los cruzados y peregrinos que regresaban de Tierra Santa acudían a ella para ofrecerle las reliquias que traían, así es como llegaron a la romana Santa María Maggiore los que eran considerados auténticos fragmentos de madera del famoso pesebre del Niño Jesús y que hoy, conservados en un relicario, se los conoce como cunabulum, sagrada cuna o pesebre.

‘Cunabulum’

Sin duda la infancia es la etapa más desconocida de la vida de Jesús, siendo apenas aludida por los evangelistas Mateo y Lucas, en concreto este último quien, refiriéndose a su nacimiento, esboza: "En Belén, María dio a luz a su hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre". Lucas 2, 7(Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


1 comentario :

Anónimo dijo...

Crítico, racional y escéptico. Espero que continúe.