(Continuación) Aunque, vaya por delante, los Evangelios no mentan cuna alguna en el portal de Belén, eso no es óbice para que, según una tradición basada en la narración del ya citado segundo capítulo del evangelio de Lucas, María depositara en ella el cuerpo de Jesús recién nacido.
Una cuna de la que solo se conservan cinco maderos de arce rojo que supuestamente formaron parte de ella, y que se encuentran en el interior de un magnífico relicario con forma de urna, elaborado en plata y cristal.
Unos restos de los que, la misma tradición afirma que
fueron encontradas por Santa Elena, madre del polémico emperador Constantino.
Pero esta basílica romana conserva algo más de la cuna, ni más ni menos que una
pajita de heno del pesebre además del panniculum, como lo lee.
Brizna
de paja y santos pañales
La primera era propiedad privada de los Reyes de España y la donaron al templo romano, del que el Rey Felipe VI es protocanónigo, es decir el primero de los miembros de su cabildo; se trata de una basílica que secularmente ha estado muy vinculada a la monarquía española desde 1647.
Cuando el papa Inocencio X accedió a los deseos
del rey Felipe IV para asignar una renta anual al cabildo de la basílica,
eso sí, a cambio de honores litúrgicos y oraciones a favor de la monarquía
española. Quid pro
quo.
De los segundos, en la basílica se conserva el denominado
panniculum, trozo de tela del tamaño de una mano que, según la
tradición, utilizó la Virgen para envolver con él al Niño, y que está guardado
en un estuche donado por Pío IX; pero no es el único pañal, existen
restos también en la iglesia de San Marcello al Corso de Roma.
En suelo patrio, en concreto en Lérida, está el que es
quizás el más famoso de los santos pañales, si bien sólo quedan de él dos hilos
y el recuerdo de una reliquia extraordinaria dotada de poderes sobrenaturales.
Parece ser que existe también otro similar, proveniente de la parroquia segoviana de Escalona del Prado y que fue donado por el rey Leopoldo de Bélgica a Felipe IV de España a cambio de un fragmento de la veracruz. En fin, tres en total.
Cordones
umbilicales del Niño Jesús
Sí, en plural, aunque le entiendo ¿cómo puede haber más
de uno? Ya, pero bueno, el caso es que hasta donde me consta, existen tres: dos
ellos en Roma, uno en la iglesia de Santa María de Popolo, donde se alojó Lutero
en su visita a Roma y donde Caravaggio tiene colgados dos magníficos
óleos en la capilla Cerasi; y otro en la de San Martino.
El tercero está
en el templo francés de Chalons o, mejor dicho, estaba pues parece ser que
ha desaparecido. ‘Tres eran tres las hijas de Elena, tres eran tres y … (Continuará)
[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.
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