sábado, 16 de diciembre de 2023

DCPS. Calle Isaac Peral (y 4)

(Continuación) Peral junto a los diez tripulantes efectuaron, muy satisfactoriamente, cuantas pruebas se le exigieron: navegó dentro y fuera del agua; en la bahía y en alta mar; disparó torpedos sumergido y en superficie; realizó ejercicios tácticos de ataque y defensa, diurnos y nocturnos.

Incluso participó en un simulacro de ataque contra el acorazado Cristóbal Colón, en el que destacó por sus prestaciones, sin contar, no lo olvidemos, que era la primera vez en el mundo que se utilizaba la electricidad como sistema de propulsión submarina, un campo en el que el cartagenero era ya un experto pionero.

El submarino Peral. Desinterés oficial y cancelación del proyecto (1891)

Ni que decir que estas pruebas en la bahía de Cádiz fueron presenciadas por periodistas españoles y extranjeros, y por buques de guerra de todas las marinas del mundo, que saludaron con honores militares las maniobras y elogiaron las novedades tecnológicas “del Peral”.

Un indiscutible éxito del prototipo y unos merecidos elogios de la prensa que en poco tiempo lo convirtieron en un todo héroe popular para, estas cosas pasan, pronto caer en desgracia. Sin que se sepan las razones, o sí vaya usted a saber, comenzaron a producirse una serie de sucedidos extraños o cuando menos sorprendentes.

Vea algunos y juzgue: para empezar, durante las pruebas, ninguna autoridad civil ni militar española estuvo en Cádiz esos días, como lo lee, ninguna, ni el menor interés; es más, de hecho, a pesar de los extraordinarios resultados obtenidos y del informe favorable por parte de la Junta de Valoración, el programa del sumergible fue cancelado por la Armada y el Gobierno español. Qué me dice.

El submarino Peral. Desprestigio mediático y licencia militar (1891)

Pero no quedan ahí las sorpresas, al poco tiempo la prensa comenzaba una campaña de desprestigio contra el militar, sin ningún tipo de fundamento, que le obligaron a pedir la baja de la Armada y dedicarse a aclarar la realidad de su situación.

El 5 de enero de 1891 recibía la licencia absoluta y poco después publicaba en el periódico satírico El Matute un manifiesto, que tuvo que costear de su propio bolsillo, a fin de restablecer su prestigio dañado.

Ni que decir tiene que, probablemente, tras todas estas maniobras subyacen oscuros intereses nacionales e internacionales, civiles y militares, aunque no debemos pasar por alto esa singladura de desgracias que a lo largo de su vida surcó nuestro protagonista y de la que le hablé en la entrega anterior; recuerde el primer puerto de la misma en el que atracó, el desafortunado sucedido de la verruga con el barbero filipino, pues éste del submarino bien puede ser el segundo. (Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

[**] El original de esta entrada fue publicado el 10 de julio de 2023, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

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