lunes, 11 de diciembre de 2023

“¿A qué huelen las nubes?”. Saber científico

(Continuación) Según la ciencia, si bien el vapor de agua es un componente de las nubes con una contribución vital para el sistema climático del planeta -sin color, olor y sabor-, no lo es menos que no es el único ni el que se encuentra en mayor proporción.

En la formación de una nube intervienen otras sustancias químicas que sí pueden tener olor propio y que una masa de aire puede recoger a lo largo de las enormes distancias que recorre antes de ascender a alturas elevadas.

Entre ellas: ozono (O3), dióxido de nitrógeno (NO2), ácido nítrico (HNO3), sulfatos, sal, cenizas, partículas de polvo, polen o suciedad en general; sustancias con olores característicos, por lo general desagradables cuando su origen no es natural sino antropogénico.

Es decir, que proviene de las actividades de los seres humanos al interactuar con el ambiente y modificarlo de diversas maneras: unas positivas, otras negativas y estotras inocuas para el entorno del planeta.

Unas sustancias que pueden variar de forma significativa las características del olor de las nubes y dar al traste con lo que la “ciencia popular” dice, que una nueve huele a agua, o sea, a nada.

La verdad de la mentira

¿Entonces en qué quedamos?, si en una nube coexisten diversos compuestos que, dependiendo de su naturaleza y porcentaje, pueden conferir un olor propio a la nube, ¿huele o no? Pues como dice mi carnicero ¿Por dónde corto, don Carlos?, trato de decir que es una cuestión de cantidad.

Si en el desaconsejable caso del avión, sacásemos la cabeza por la ventana mientras atravesásemos una nube lo único que percibiríamos sería la humedad y el frío en nuestra piel, ojos y nariz, además de, naturalmente, un descenso de presión (∆p < 0) que afectaría gravemente a nuestros oídos.

Pero es muy improbable que identificáramos algún olor, dada las pequeñísimas proporciones en las que se encontrarían las partículas y gases en las nubes a esas alturas, ya que, a pesar de que reaccionarían con nuestras células olfativas no lo harían en el grado suficiente como para producirnos sensación de olor.

Podemos afirmar con rigor que las nubes no huelen. Entre los diferentes motivos por los que los porcentajes presentes de estas sustancias en las nubes sean tan bajos se encuentran los hechos de que, durante su camino ascendente muchos de ellas se habrían volatilizado o transformado en otras, y muchas partículas habrían caído debido a la gravedad. Sin embargo…(Continuará)

[*] Introduzcan en [Buscar en el blog] las palabras en negrilla y cursiva, si desean ampliar información sobre ellas.

 


1 comentario :

Anónimo dijo...

¿Existe una mentira de la verdad? Enhorabuena por estas entradas.