La Navaja de Ockham. Lógica [CR-219]

[Esta entrada apareció publicada el 03 de marzo de 2023, en la página número 2 del semanario Viva Rota, donde también la pueden leer]

No se alarme, no se trata de ningún arma sino más bien de una de las herramientas intelectuales más potentes y eficaces de las que dispone la ciencia, a la hora de poder emitir una hipótesis sobre un fenómeno físico; aunque también sirve para discernir sobre cualquier otra cuestión, y así se viene aplicando desde hace siglos en numerosos sucedidos, enmarcada dentro de los principios fundamentales de la filosofía nominalista que opera, tanto sobre conceptos individualizados como con casos empíricos. 

A veces escrito Occam u Ockam, nos viene a decir que “en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable”, o sea, cuando dos teorías en las mismas condiciones tienen idénticas consecuencias, la más simple tiene más probabilidades de ser la correcta que la compleja; una premisa simple y cargada de sentido común, a qué dudarlo. 

Por ponerle un ejemplo, aunque algo chusco, si usted ve un árbol achicharrado y caído en tierra lo podrá explicar: bien pensando en la factible y natural caída de un rayo; o bien imaginando que se ha debido a la conspiranoica acción de un oculto laboratorio, pero no de una cualquiera, no, sino de uno que forma parte de un ultrasecreto programa de fabricación de armas, creadas gracias a la avanzada tecnología suministrada por algunos de los extraterrestres que por la Tierra pululan, y que ciertos gobiernos tienen prisioneros y a buen recaudo ¿Área 51? 

En fin, ya me entiende, marchando una de Titotatín tatín, ta ti to, ti to tín con chaleco de ‘Coronel Tapioca’. Yo, ni que decirle tengo, me quedo con la más simple, con la descarga eléctrica y su energía electromagnética, qué quiere, soy hombre de pocas luces. 

También conocida como principio de economía o de parsimonia, lex parsimoniae (en el sentido de moderación), es eso, un principio metodológico y filosófico según el cual y dicho de una manera simple: las explicaciones nunca deben multiplicar las causas sin necesidad o la pluralidad no se debe postular si no es necesaria, siendo preferible usar la menor cantidad de (tipos de) entidades.

Atribuido al fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico inglés Guillermo de Ockham (1280-1349) resulta fundamental para el enfoque filosófico del reduccionismo metodológico y ya formaba parte de la filosofía medieval, aunque fue Ockham quien lo utilizó de forma filosófica. 

Sabemos que la idea ya había sido expuesta por el dominico filósofo y teólogo francés Durand de Saint-Pourcain (1270-1333), un precursor por tanto, y antes aparece enunciada en la obra del teólogo, filósofo y sacerdote católico escocés Duns Escoto (1266-1308), probable profesor de Occam y a quien, lo más seguro, se lo escuchara decir o leería. Todo está escrito. Pluralitas non est ponenda sine necessitate. (Continuará)

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