domingo, 3 de julio de 2022

DCPS. Hedy Lamarr en Sevilla (1)

La de hoy bien podemos afirmar que se trata de una entrada distinta, y lo es hasta por tres motivos: el anómalo texto del propio titular, el efímero formato del reconocimiento callejero y la elección del científico homenajeado ¿Quién es Hedy Lamarr? ¿Qué clase de homenaje es éste? ¿Cuándo ha estado en Sevilla? 

Bien, como dijo alguien alguna vez, “asentadas las bases establezcamos las diferencias”, o el “vayamos por parte” que suele decir mi carnicero cuando estoy en su terreno, “¿Por dónde le corto Don Carlos?”

Para empezar, vaya por delante que la actriz, científica e inventora Hedy Lamarr (1913-2000) nunca estuvo en Sevilla, mucho más allá de lo que muestra este grafiti sobre el suelo de losas de la Avenida de la Constitución.

Allí junto a la esquina de la calle Alemanes, desde donde elevando la vista del suelo se pueden ver vítores sobre la fachada catedralicia, los grafitis de antaño. Sí, como lo lee, estas muestras de arte urbano no son del siglo pasado, un nexo histórico-grafitero sobre el que habrá que volver.

Hedwig Kiesler

Nacida en Austria, dicen que desde muy joven mostró cualidades de “ingeniera” pues siendo solo una niña, desmontó el reloj de oro de su padre con la intención de montarlo de nuevo. Y vaya si lo intentó, pero es que tenía cuatro años; el caso es que ya daba muestras de una osada precocidad que se confirmaría con el tiempo.

Con tan solo quince años inició los estudios de ingeniería, algo insólito en aquella época para una mujer, y tras tres de estudios los abandonó por una repentina afición, el cine. En la que puso tanta pasión que, siendo menor de edad, protagonizó el primer desnudo y el primer orgasmo femenino en una película comercial, Éxtasis (1932), noventa años la contemplan. Ya le hablé de su precocidad y ni que decirle tengo la que se formó.

Fue tal el escándalo en toda Europa que se tuvo que retirar del cine y su padre casarla con un rico industrial, alemán y pronazi. Pero a ella no le gustaron ni el hombre ni sus ideas políticas ni la forma que tenía de entender el matrimonio pues, obsesionado con su belleza, la mantenía prácticamente secuestrada en casa.

Hedy Lamarr, actriz

No, tampoco le gustaba el esposo, de modo que puso tierra de por medio y desembarcó en EE. UU. donde retomó la carrera de actriz con el nombre de la cabecera y llegando a protagonizar un par de docenas de películas que podríamos calificar de discretas.

Nada resaltable en ellas salvo su extraordinaria belleza morena, enigmática y elegante, no en vano en los años cuarenta llegó a ser conocida como “la mujer más bella del mundo” y representaba la voluptuosidad, el exotismo y la sofisticación de la época. (Continuará)

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[**] El original de esta entrada fue publicado el 28 de marzo de 2022, en la sección DE CIENCIA POR SEVILLA, del diario digital Sevilla Actualidad.

 


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