Las ilusiones ópticas son percepciones visuales que a pesar de no
ajustarse a la realidad, nos ayudan a entender cómo vemos y reconstruimos el
mundo que nos rodea. Ellas ponen de manifiesto que, como algunos creen,
nuestros ojos no son cámaras de vídeo que graban todo lo que ocurre, no, la
cosas no funciona así.
También interviene nuestro cerebro, que interpreta y reelabora la
información que proporcionan nuestros sentidos, en un proceso evolutivo que la
mayoría de las veces, lejos de darnos problemas por el contrario nos ayuda.
Pero a veces, en determinadas
circunstancias, resulta que no tenemos suficiente información o nos influye el
contexto y esta reconstrucción resulta ambigua o defectuosa. Son las ilusiones
ópticas que hacen que no nos fiemos de nuestros propios ojos.Una cuestión entre
nuestro cerebro y nosotros, como esta ilusión
de Jastrow o ¿cuál es la figura más grande?
¿Qué figura es mayor?
Aunque a usted se lo parezca, la inferior no es de mayor tamaño que la que
está más arriba, ambas tienen el mismo de manera que lo que usted está
sufriendo no es más que una ilusión óptica. Y es que no, no somos muy buenos
estimando a “ojo de buen cubero”, tanto longitudes como tamaños.
Al parecer esta ilusión óptica fue
creada en 1889 por el psicólogo estadounidense Joseph Jastrow (1863-1944), quien
se especializó en el área de la percepción
y es conocido sobre todo por esa figura ambigua del pato y el conejo que seguro
ha visto, pues es un clásico de las ambigüedades perceptivas.
En realidad se trata de una sola imagen,
un único dibujo que no obstante puede generar dos visiones distintas, y que la
percepción va turnando de modo que el observador ve una u otra de un instante
al siguiente.
La explicación de esta ilusión
geométrica nos la da el propio Jastrow al hacernos caer en la cuenta de que, en realidad, las dos piezas con formas
de trapecio no están situadas justo una debajo de la otra, sino siguiendo su
lado oblicuo, con lo que la de abajo está desplazada a la derecha.
Un efecto al que también contribuye el
hecho de que el lado inferior sea más corto, ya que en la comparación directa
de las dos piezas la de abajo parece más larga. Se trata de una ilusión muy potente
pues suele ocurrir que, a pesar de estar al tanto de ella y ser consciente de
cómo funciona, seguimos cayendo en ella por así decirlo.
Por lo que he consultado, algunos exégetas
consideran que en realidad su autor fue el psicólogo y sociólogo alemán Franz Carl Müller-Lyer (1857-1916) autor
de otras ilusiones ópticas. Con el tiempo ha sido utilizada en la creación de trucos
de ilusionismo, en imágenes de publicidad, anuncios antiguos, etcétera.
Les dejo con un vídeo filmado en el Museo de Ciencias de Hong Kong, en el que se
muestra que ambas figuras son iguales a pesar de las apariencias.
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