El lector avisado seguro que ha reconocido la canción del titular. Es la última
de la cara A del exitoso álbum de folk-rock Bridge
Over Troubled Waters, publicado en 1970 por el popular dúo musical Simon and Garfunkel, en la discográfica
Columbia Records.
Del LP Puente sobre aguas turbulentas destacarles que es el quinto y
último álbum de estudio del grupo y que cosechó un éxito mundial al llegarse a vender
alrededor de veinte millones de copias en todo el mundo.
Algo de lo más natural si pensamos que entre sus surcos se encuentran grabadas
las notas musicales de perlas como: las magistrales Bridge over Troubled Water y The
Boxer, el folk latino de El Cóndor
Pasa, el reggae de Cecilia o Bye Bye Love, por no citarlas todas. Y
claro, de So Long, Frank Lloyd Wright
compuesta en 1969 por Paul Simon (1941).
Una melodiosa balada que incorpora ritmos variados con un acompañamiento que
incluye congas, cuerdas, flauta, bajo y una parte de guitarra clásica interpretada
por Paul, en un estilo que suena entre jazz y bossa nova y cuyo título -Hasta pronto, Frank Lloyd Wright- tiene
algo de misterio porque: ¿Quién fue el tal Frank? ¿Por qué le compuso Simon esa
canción?
¿Quién
fue el tal Frank?
Por la documentación existente sabemos que se trata del arquitecto
estadounidense Frank Lloyd Wright
(1867-1959), conocido y reconocido mundialmente por ser el máximo
representante de la arquitectura organicista, que se desarrolló en los años
treinta y cuarenta del pasado siglo XX. Forma parte del grupo de pioneros de la
arquitectura moderna, compuesto por Ludwig
Mies van der Rohe, Walter Gropius,
Erich Mendelsohn, Le Corbusier y otros, que constituyen un
hilo del que tirar de lo más interesante, desde el punto de vista musical y científico.
Un grupo cuyo estilo predominante, si bien empieza basándose en las líneas
rectas, sirvan de ejemplo el ‘modulor’ de Le
Corbusier o la arquitectura de “techos planos” de Rohe, lo cierto es que pasado no mucho tiempo, y fruto de su
evolución artística y generacional, éstas empezaron a cambiar.
Y a ser sustituidas por líneas curvas en sus diseños y proyectos de manera
que, de una “geometría recta” como fuente de inspiración se pasó a una
“geometría curva”, en nuestro caso una “arquitectura curva”. Por ejemplo Erich Mendelsohn es quien construye en
1924 la famosa Torre Einstein, una
magnífica metáfora de la conjunción entre la música, la arquitectura y la
relatividad.
Su obra
A él, vuelvo a Wright, debemos
la primera diferenciación entre los conceptos de “espacios definidos” y “espacios
cerrados” y, naturalmente, el diseño de unos edificios extraordinarios.
Baste recordar Fallingwater (1939),
la casa familiar construida sobre una cascada del río Bear Run, en el condado
de Fayette del estado de Pensilvania (Estados Unidos). Una magnífica obra que
nos muestra la idea que su autor tiene sobre la arquitectura orgánica. (Continuará)
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