Tal día como hoy 11 de mayo de
hace cien años, nacía en Far Rockaway, un suburbio del barrio de Queens, Nueva
York, Richard Phillips Feynman
(1918-1988) hijo de emigrantes europeos de origen judío.
Un día por tanto de los que cuentan en nuestro blog, a tenor de la
importancia que tendría el recién nacido pasados tan solo unos pocos años. Pocos
porque desde muy pronto ‘Riddy’ se mostró como un niño despierto, curioso y
travieso, que de su madre Lucille heredó un profundo sentido del humor del que hizo
gala durante toda su vida, y de su padre Melville, que fue la persona que más había
influido en su forma de pensar, como siempre reconoció.
De él aprendería cómo preguntarse por el motivo y razón de lo que ocurre a
nuestro alrededor, a fin de ser capaz de encontrar una explicación. A
diferenciar entre “saber el nombre de algo” y “saber algo sobre el mismo”. A
poner en duda los conceptos e ideas establecidas. En fin esas cosas que solo
hacen a veces los genios.
Porque de genial podríamos calificar el comportamiento de nuestro hombre en
las múltiples facetas en las que destacó. De hecho pocos científicos del siglo
XX han acumulado en su vida tantos éxitos como este genial físico teórico
estadounidense y muy, muy, pocos se han convertido en una auténtica celebridad
como lo hizo él.
No es que fuera el más genial de los físicos del siglo XX, y eso que genial
lo fue y no poco, pero es que hablamos de unos años en los que hubo mucha,
mucha, competencia científica por así decirlo, baste recordar a los Einstein, Bohr, Heisenberg, Dirac por citar sólo algunos ¿Cómo
superarlos? Lo dicho, muy difícil.
Sin embargo en lo que sí brilló Feynman
y con luz propia, fue en la admiración que despertó entre sus coetáneos, tanto
por sus aportaciones científicas, como por las “otras habilidades” humanas de
las que estaba tan “bien dotado”. No es que fuera como algunos apuntan, en mi prescindible
opinión, el hombre más inteligente del mundo, tampoco el físico más creativo, ni
un ídolo de la física del siglo XX, no, no es eso.
Pero el caso es que tocó muchos campos del saber humano y en todos lo hizo
de forma sobresaliente. Sin ánimo de ser excluyente ni intención de agotar el
tema, les menciono algunas para que ustedes mismo juzguen.
Con solo doce años ya arreglaba los electrodomésticos
de sus vecinos. Tocó instrumentos de percusión en grupos de samba y compañías
de ballet. Participó en el Proyecto
Manhattan para la construcción la primera
bomba nuclear. Fue declarado deficiente mental por el ejército de los
Estados Unidos. Ganó el Premio Nobel de
Física en 1965, por su contribución al desarrollo de la electrodinámica cuántica (QED). Fue un gran
luchador contra las posturas dogmáticas. Propuso el “modelo de los partones” en la física
de partículas. (Continuará)
1 comentario :
¿Me gustaría saber cuales son en su opinión los mejores divulgadores de ciencia a nivel mundial?
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