Pierre-Simón, marqués de Laplace (1749-1827) astrónomo, físico
y matemático francés, conocido por el descubrimiento de sus famosas transformada (1785) y ecuación homónimas, por ser continuador
de la mecánica
newtoniana y autor del libro Exposition
du système du monde (1796) donde revela su hipótesis nebular sobre la formación del sistema solar.
Y, ya se lo imagina, supuesto protagonista de la mítica frase de más
arriba“Sire, no he tenido necesidad de
semejante hipótesis”, que como respuesta da al comentario que le hace Napoleón Bonaparte, mientras hojeaba la
obra en cinco volúmenes que le acababa de presentar, Traité de mécanique céleste, escrito entre 1798 y 1825.
De la obra solo diré por ahora, lo que probablemente ya sepan: se trata
de una maravillosa perfección de la física newtoniana, una obra trascendental.
Y de la cita de marra, lo que por los mentideros científicos se cuenta del
diálogo que tuvo lugar, algo como:
- Monsieur Laplace, me cuentan
que ha escrito este gran libro sobre el sistema del Universo, sin haber
mencionado ni una sola vez a su Creador -le dijo un irónico Napoleón.
- Sire, no he tenido necesidad
de semejante hipótesis -le contestó, lacónicamente, Laplace.
Con su respuesta, el científico hacía hincapié en el hecho de que, con
su ‘Mecánica’, conseguía explicar el funcionamiento del sistema solar, sin necesidad de ninguna hipótesis divina. Algo que no pudo hacer un
siglo antes el gran Isaac Newton con
su ley de la gravitación universal, que
no fue capaz de explicar ciertas anomalías en los movimientos de Júpiter y Saturno y tuvo que hacer intervenir al buen Dios para que con su
voluntad divina corrigiera dichas anomalías y que el sistema fuera estable.
“Je n”avais pas besoin de
cette hypothèse-là”. Curisoso. Con (para el
militar creyente) y sin (para el científico escéptico) intervención divina. Sin
embargo, qué razón tenía Laplace. Ciencia y creencia nunca deben ir juntas, ¡qué
malos compañeros de viaje y qué viaje más corto!
De correveidile
No se sabe nada acerca de si el general le replicó al científico en ese
momento pero sí de que le fue con el cuento al también matemático, físico y
astrónomo italiano J. L. Lagrange
(1736-1813), quien al escucharla exclamó: “¡Ah!, pero ésa es una hipótesis excelente. Explica tantas cosas...”.
Respuesta que a Napoleón le
faltó tiempo para contársela al propio Laplace quien muy discretamente arguyó: “Aunque esa hipótesis pueda explicar todo,
no permite predecir nada”. De haberlo dicho, bien por Laplace, pues no en
vano sabido es que una hipótesis, para ser científica, debe ser capaz de
predecir el futuro, aparte de explicar el pasado.
Por otra parte, las respuestas de Laplace,
en mi opinión, tienen toda la pinta de ser unas de esas tantas inventadas con
posterioridad sobre los científicos. Citas apócrifas sobre la ciencia, de las
muchas que la acompañan desde sus inicios, una leyenda más. Tampoco me parece
muy verosímil la supuesta observación de Lagrange, cuando supo de dicha
conversación. No. Entre el cielo y la tierra nadie es tan ocurrente en el
momento preciso, ni siquiera los genios.
Por cierto que la relación entre el científico y el militar tuvo sus claroscuros
y hubo mezquindades por ambas partes. (Continuará)
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