(Continuación) El papel fisiológico de
la hipófisis es el de segregar
diferentes tipos de hormonas con distintas funciones. Y la dejamos aquí, como
al hipotálamo, para volver con la
hormona oxitocina.
Oxitocinas y efectos
De la que sabemos desde hace tiempo que
juega un papel importante en el parto y la vinculación materna. Y más
recientemente hemos sabido que, además
de interactuar en distintas funciones del organismo, está también implicada en algunas
de nuestras interacciones y comportamientos sociales, afectivos y sexuales.
Está probado que la oxitocina potencia conductas
prosociales como el aumento de confianza, el altruismo, la generosidad, la
relación con el entorno, la empatía, la disposición a confiar en los demás y,
naturalmente, las reacciones de pareja.
Como espero haya experimentado, los
niveles de esta hormona aumentan de forma paulatina durante el acto sexual y
alcanzan sus máximos en el orgasmo, de ahí que no extrañe su apodo de ‘hormona
del amor'. No, aunque en puridad no sea así exactamente.
Al parecer todos estos efectos
socio-cognitivos se producen mediante la supresión de la acción de los circuitos corticales límbico y prefrontal,
eliminando los habituales frenos de inhibición social como son miedo, ansiedad
y estrés.
Bien, hasta aquí nada nuevo me dirá y no
andará falto de razón, porque lo realmente novedoso es que hace poco más de un
par de años, y con muy poco tiempo de diferencia, se han realizado algunos estudios
con resultados no solo sorprendentes sino contradictorios.
Uno de ellos proveniente de la pérfida Albión, según el cual el alcohol
y la hormona del amor, entienda etanol
y oxitocina, producen un efecto similar en el cerebro. Como lo lee. El otro, que
nos llega nada menos que de las antípodas como quien dice, apunta en el sentido
opuesto y según el mismo, la oxitocina tiene el efecto contrario al alcohol, de
manera que lo contrarresta.
Según estas investigaciones, si se
quiere emborrachar puede hacerlo tomando alcohol u oxitocina, a su gusto, y si se
quiere quitar la borrachera, pues entonces, siga tomando más oxitocina. Vamos
que para emborracharse lo mismo da beber que enamorarse, pero para quitarse la
borrachera no hay que dejar de beber pues basta, también, con enamorarse.
No sé que pensar. Me parece comprensible
y lógica la primera primera parte de la afirmación, pero contradictoria y
excluyente la segunda. Si me enamoro, ¿me emborracho o se me quita la
borrachera? “¿Pero qué historia es esto?”, la Montiel dixit. Mejor lo
explico en otro momento. (Continuará)
1 comentario :
Me gustaría que continuara. estoy intersada en todo lo relacionado con el amor desde cualquier punto de vista.
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