(Continuación) Más en concreto el 3 junio de 1845 -en unos meses harán 173
años ya, y tan solo unos 3 años después de la emisión de la hipótesis de Ch. Doppler-, tenía lugar un original
experimento en la estación de ferrocarril de Utrech, inaugurada tan solo un par
de años antes.
Lo llevó a cabo un discreto científico local ayudado por un grupo de
músicos y amigos, duró un par de días y aunque en un principio no parecía ser nada
del otro mundo, lo cierto es que terminó siendo la primera demostración
cuantitativa de todas las predicciones matemáticas de la teoría de Doppler.
Para algunos uno de los experimentos más elegante de todos los tiempos.
Buy
Ballot y los trompetistas
El hombre que pergeñó esta curiosa comprobación científica fue el meteorólogo
y almirante neerlandés Christoph H.D.
Buys Ballot (1817-1890), quien montó en un vagón abierto a tres trompetistas con un encargo muy
específico.
Debían tocar al unísono y lo más
fuerte posible, a fin de superar el ruido de la locomotora que lo arrastraba,
la nota ‘la’ de forma sostenida y hacerlo mientras el vagón entraba y salía de
la estación a distintas velocidades, una y otra vez.
A fin de medir la alteración (se
pensó en medios y cuartos de tono) de la nota musical con el movimiento,
dispuso a catorce (14) personas repartidas en cuatro grupos: tres de ellos
quietos a lo largo del andén, separados unos cuatrocientos metros (400 m), y
uno acompañando a los tres músicos sobre el vagón. Su misión no era otra
que la de escuchar con atención y apuntar la nota y las variaciones que percibieran.
Puede que a los ojos de la ciencia
actual, con su extraordinario y sofisticado desarrollo técnico y tecnológico, no
parezca un montaje muy preciso el del vagón, pero el caso es que las
apariencias a veces engañan y ésta es una de esas veces, pues el experimento se
mostró de lo más eficaz.
Por dar más rigor “científico” al
experimento, apuntarles que al pasar por el andén el vagón se desplazaba a su
máxima velocidad, en aquel entonces unos 70 km/h, y que en uno de los días del
experimento las condiciones ambientales eran: una temperatura de veinte coma
ocho grados Celsius (20,8 ºC) y una presión atmosférica de setecientos
cincuenta coma ocho milímetros de mercurio (750, 8 mm Hg)
Concluido el experimento y tras analizar
los valores de tonos percibidos por los jueces, se confirmaron los predichos
por las ecuaciones de la teoría Doppler. Cuando el vagón se les acercaba
la nota que percibían era más aguda, y cuando se alejaba se tornaba más grave, haciéndolo
además de forma proporcional a la velocidad con la que se desplazaba el vagón.
Naturalmente, y como también
predecían las ecuaciones, los que iban montados en el vagón no apreciaron ningún
cambio en la frecuencia de la nota.
Es decir, que los datos experimentales de los músicos guiados por Buy Ballot, confirmaron
los resultados predichos por las ecuaciones deducidas de la teoría de Doppler.
Estas cosas pasan.
A título de curiosidad y con la
perspectiva que da el tiempo, llama la atención que nuestro meteorólogo montara
un experimento musical tan engorroso y complejo, cuando se podría haber valido
del silbato de la misma locomotora, ya saben, el clásico y elemental ejemplo que
ilustra el efecto Doppler del sonido. Pero estas cosas pasan también.
(Continuará)
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