Y cómo no, los telegráficos cables, también llegaron a nuestro suelo patrio. Naturalmente fueron compañías inglesas, cuales si no, las que realizaron las primeras instalaciones de cables telegráficos en España.
En 1872 unieron Bilbao con Falmouth (Inglaterra), y en 1885 se conectó la península con las Baleares. Era el imparable progreso que avanzaba a marcha acelerada para traernos el avance y con él, el actual mundo digital.
Un vertiginoso avance y desarrollo comunicativo que no todos en su momento llegaron a vislumbrar. Aunque algunos sí intuyeron su futuro. Y es que hay gente para todo.
Son buen ejemplo de lo que les digo, las manifestaciones del catedrático de Física Aplicada e Ingeniería Eléctrica inglés William Edward Ayrton (1847-1908), en la conferencia que pronunció en el Brittish Imperial Institute en 1897.
Les reproduzco una parte de la misma: “No hay duda de que llegará el día, en el que probablemente tanto yo como Vds. habremos sido olvidados, en el que los cables de cobre, el hierro y la gutapercha que los recubre serán relegados al museo de antigüedades.
Entonces cuando una persona quiera telegrafiar a un amigo, incluso sin saber dónde pueda estar, llamará con una voz electromagnética que será escuchada por aquel que tenga el oído electromagnético, pero que permanecerá silenciosa para todos los demás.
Dirá ‘¿dónde estás?' y la respuesta llegará audible a la persona con el oído electromagnético: ‘Estoy en el fondo de una mina de carbón, o cruzando los Andes, o en el medio del Pacífico'”.
Pocos pueden dudar que con sus palabras, verbales en la conferencia y escritas pues forman parte de sus documentos, Ayrton nos está describiendo de forma anticipada, poco más de tres cuartos de siglo antes, el concepto de telefonía móvil.
Incluso en la forma utilizada, yo al menos encuentro algo que me resulta familiar ¿Ustedes también?
“¡A que no sabes desde dónde te llamo!”
Me refiero claro a la primera comunicación telefónica desde un móvil, que tuvo lugar el 3 de abril de 1973, hace poco más de cuarenta y tres (43) años. Fue en Nueva York y la hizo Martin Cooper, un ingeniero de la empresa Motorola.En ella dijo lo que cualquiera de nosotros hubiera dicho en las mismas circunstancias: “¡A que no sabes desde dónde te estoy llamando!”.
Utilizó un prototipo de terminal móvil que tenía una masa de casi un kilogramo (1 kg), el conocido ladrillo, y costó algo más de cuatro mil dólares (4000 $) de la época. De dónde si no.
Salvando el precio no se diferenciaba mucho de los DynaTAC que serían, diez (10) años después, los primeros modelos comerciales, pensados para el uso en vehículos.
Ya que estoy con ella, tres curiosidades más acerca de esta historia. Una: a quién llamó el tal Cooper. Otra: desde dónde lo hizo. Y estotro: con qué motivo.
Respecto a las dos primeras no se van a creer ni cuál fue el lugar ni quien fue el destinatario.
Lo hizo desde una de las calles de Manhattan, y no se le ocurrió otra cosa que llamar a su amigo y homólogo en la competencia rival, Joel Engel, que trabajaba en la Bell Labs, hoy AT&T.
El motivo, si se meten en su papel, seguro que ya se lo habrán imaginado.
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