Dentro de los doodle -esos homenajes que el “buscador” dedica a inventos, sucedidos, personas, etcétera, y que saben que me gustan-, los que son como el de hoy, están entre mis favoritos. Éste en particular lo es por triple razón.
Una. Es de motivación científica, y la ciencia es lo que es: la progresiva aproximación del hombre al mundo real. Dos. El personaje es una mujer, el cincuenta por ciento (50%) de la humanidad. Ciencia, femenino y singular. Ítem plus, el doodle es animado, algo que me encanta.
Bueno, pues ya ven por donde voy, así que perdonen. Y sé por qué lo digo. Mas si lo piensan, qué más se le puede pedir a una persona como yo. De modo que vamos con el doodle de la Lehmann, primero con su fondo.
Por si no lo recuerdan, ella fue la científica que llegó al centro de la Tierra. Entiéndanme, es tan solo una forma de hablar que, por supuesto, tiene poco de ciencia geológica. Como sin duda saben, ahí abajo, sólo hemos estamos bajo las artes literarias y cinematográficas, de la ciencia ficción.
Y tras el fondo, la forma. El hecho de que aparezca hoy es por mero oportunismo temporal. Tal día como hoy, 13 de mayo, sólo que de 1888, nació Inge Lehmann (1888-1993), de modo que celebramos el ciento veinte siete (127) aniversario de su nacimiento.
Ni maciza, ni inactiva, ni hueca
A poco que se recapacite, el de Google con ella, es un recordatorio más que merecido. No en vano fue quien desmontó una creencia muy extendida a nivel popular, sobre el interior de la Tierra: la de que estaba hueca.Una opinión que nuestra homenajeada no compartía ni por asomo. Como tampoco coincidía con la idea, ésta más científica, de que nuestro planeta era una esfera maciza, compacta e inactiva. No, ninguna de las dos.
Así que analizó la naturaleza y estructura del centro de la Tierra, llegando a la conclusión de que, lejos de estar hueca, en el núcleo de nuestro planeta existe una parte sólida dentro de una líquida. A su entender hay, una esfera interna sólida y un caparazón que la envuelve de consistencia líquida.
No. La Tierra no es una esfera maciza, compacta e inactiva, ni tampoco está hueca.
Ni que decir tiene que su hallazgo científico, provocó un giro de ciento ochenta grados (180º) en este campo de conocimientos. Desde entonces Inge es una Hacedora de la Ciencia.
La Tierra hueca de Julio Verne
Es una visión que existía -y mucho me temo que para algunos magufos siga existiendo- de nuestro planeta que, en el acervo popular, está sustentada mayoritariamente en una novela de ciencia-ficción. Sí, la misma que está pensando, la publicada en 1864 de título Viaje al centro de la Tierra.
La segunda del escritor francés, en la que plantea una aventura literaria al corazón mismo del planeta. Una aventura sobre la que, no tengo la menor duda, hizo a más de un adolescente de mediados del siglo pasado, querer ser espeleólogo o geólogo o minerólogo.
Ya saben cosas de la juventud.
Y quizás puede ser que indujera también a algún profesional del asunto, a querer imitar al profesor de mineralogía alemán, Otto Lidenbrock, acompañado de su sobrino Axel y el guía islandés Hans, en su paseo por el interior del planeta, de su conocido y literario Viaje al centro....
Es probable que fuera así, no lo sé. Pero en caso de que así fuera, estarán conmigo que ya no son cosas de la juventud. Pero bueno, allá cada uno y sus cadaunadas.
Una ruta que por cierto, se iniciaba en el volcán Snæfellsjökull, en el oeste de Islandia. Todo un peligro en ciernes, sobre el que habrá que volver.
Una novela que es, casi, un tratado de ciencias
Puesto en contexto, en principio, se trata de una novela que es todo un tratado de geología y paleontología, eso sí, de la época.
Y por tanto con aciertos y errores que, por desgracia, no están todo lo bien repartidos como sería de desear. (Continuará)
Y por tanto con aciertos y errores que, por desgracia, no están todo lo bien repartidos como sería de desear. (Continuará)
1 comentario :
Muy bueno y apropiado, espero que tenga continuación
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